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Blogs De bacterias y batallas por Gonzalo López Sánchez

Los que luchan contra el Ébola

Los que luchan contra el Ébola
Gonzalo López Sánchez el

África es un gigante lejano y misterioso a 14,4 kilómetros de España. La información queda retenida por algún tipo de agujero negro o enterrada bajo pilas de papeles y a Europa solo llegan los fragmentos más «destacables». La epidemia de Ébola en el África occidental es una de esas excepciones. De las que acaban con el sopor informativo de agosto y llaman la atención, con el permiso de las guerras. Pero al contrario que la información, hay gente como el misionero Miguel Pajares o la médico Olimpia de la Rosa, dispuesta a atravesar las fronteras. Y a dar su vida y su esfuerzo para a ayudar a otros.

Y es que hace falta mucha ayuda. El mayor brote de Ébola de la historia se ha llevado 887 vidas. Ha alcanzado una «dispersión sin precedentes», según el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y se ha extendido por cuatro países (Guinea, Sierra Leona, Liberia y recientemente Nigeria). Los países afectados y vecinos están tomando medidas cada vez más drásticas para frenar la expansión del virus, pero de momento los medios sanitarios están desbordados. Además se teme que muchos afectados no hayan acudido aún a los centros de salud.

Olimpia de la Rosa trata de ponerle freno al brote en Liberia. Es coordinadora médica de la respuesta de Médicos Sin Fronteras (MSF) en este país. Antes, había participado en tres intervenciones de Ébola en Uganda (en dos ocasiones) y en la República Democrática del Congo, y en un brote de Marburgo en Angola. Además es responsable médico de la Unidad de Emergencias de MSF en Barcelona.

Con los equipos sanitarios de Liberia al límite, contesta por teléfono a las preguntas. Va de camino en coche hasta el hospital de Monrovia (Liberia) y de vez en cuando una voz le pregunta algo en inglés. De fondo parece oírse un limpiaparabrisas apartando el agua del cristal.

Olimpia de la Rosa, coordinadora para la respuesta al Ébola de MSF en Liberia

P-¿En qué zona está trabajando y cuál es su tarea?

Actualmente estamos apoyando al Ministerio de Salud de Liberia, con el tratamiento de casos. Desde hace unos días también hemos puesto en marcha una campaña de concienciación social.

P-¿Cuál es el objetivo de esta campaña?

Queremos que la población se de cuenta de que es una enfermedad, de que hay prácticas de riesgo que pueden hacer que se extienda. Hay casos en todos los estratos sociales y es importante que sepan lo que deben o no deben hacer.

P-¿Cuáles son estas prácticas de riesgo?

Por ejemplo lavar los cadáveres para enterrarlos, es de altísimo riesgo. Pero en general cualquier práctica que implique tocar a un paciente enfermo, ya sea cuidar de alguien que tiene síntomas en un hospital o lavar la ropa de un afectado que tenga restos de heces, orina o vómitos. De hecho, muchos miembros del personal sanitario se han infectado dando atención médica.

P-¿Qué pasaría si alguien de MSF se infectase? ¿Cómo se actuaría?

Tenemos un protocolo muy bien establecido. Comienza por reducir los riesgos al mínimo y por disminuir el contacto en la medida de lo posible. Por eso, le prestamos mucha atención al cuidado personal y en todas las actividades que realizamos seguimos protocolos muy estrictos de bioseguridad.

Por ejemplo, trabajamos con material específico para este tipo de intervenciones (guantes, gafas, máscaras) y nos aplicamos soluciones de cloro sobre las superficies después de hacer los tratamientos. Nunca hemos sufrido una contaminación, pero como en otros brotes, tenemos protocolos de actuación si llega el caso.

P-¿Cuáles son las dificultades de trabajar allí?

Hay muchas dificultades (suspira). Y a varios niveles… Es muy difícil atajar la expansión del virus, por la complejidad y por la extensión. Los casos están en zonas de difícil acceso y en varios países. Aquí hacen falta brazos, organizaciones que desplieguen personal y que trabajen en el terreno.

Otra gran dificultad es el rechazo y el desconocimiento de la gente, que hace que los pacientes se escondan, que no vengan a los centros de salud.

Y la última es que trabajar aquí conllevaestar enfrentándose personalmente a pacientes que tienen un pronóstico muy gravey que no tienen tratamiento específico.

P-¿Todas estas dificultades, os desaniman?

Sí, te desanimas. Hay malos momentos. Intento compensarlo pensando que el tratamiento puede aumentar la supervivencia de los pacientes, aunque no sea específico. Si se les trata tempranamente, van a estar más confortables. Pero este brote es agresivo y la mortalidad es alta…

El día a día es difícil, pero al menos el tratamiento marca una diferencia, aunque no muy dramática. Quizás por eso nos creamos un mecanismo de resistencia, y es que nos acordamos de los nombres de las personas de aquellos que sobreviven para animarnos a seguir. La mortalidad no es del 100% y eso ya justifica nuestra presencia. Y además, los supervivientes sirven de ayuda para contener el brote, son un recurso para explicarle a la gente lo que ocurre y animarles a seguir.

-¿Por qué está tan disperso este brote?

Ha afectado a zonas en las que hay una movilidad enorme, aunque estén en distintos países, la gente se mueve. Y en las ciudades, hay grandes grupos de población.

P-Se han llevado a pacientes a casas particulares en lugar de a hospitales, ¿se puede decir que los servicios sanitarios están superados?

Se ha llevado a pacientes a las casas particulares también porque la gente no quiere ir a los centros de tratamiento. No solo porque no haya capacidad en los hospitales. Pero a este respecto, este es el mayor brote de ébola que ha habido nunca. Un brote pequeño consume muchos recursos. Uno mayor, requiere muchos más y es más complejo. Ya hay un despliegue enorme, pero hace falta que se aúnen más esfuerzos.

P-¿Qué medios hay en Liberia?

Hay una «task-force» que lo lidera desde la presidencia del gobierno de Liberia, porque se considera que es un tema de enorme importancia. Por debajo de este, hay varios comités: unos de tratamiento, otros psicosociales, de recursos humanos, de agua y sanidad, etc.

Entre los agentes y organismos, el CDC se encarga de tareas de vigilancia epidemiológica, hay laboratorios, está Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, Acción Contra el Hambre, etc.

P-¿Allí hay laboratorios para analizar las muestras o se llevan a otros países?

En la zona del norte de Liberia se llevan a Nueva Guinea. En Monrovia, se analizan allí directamente. En ambos casos se hacen en laboratorios con estrictas medidas de bioseguridad.

P-¿Cuál es el tratamiento?

Es sintomático. Les damos alimentación, vitaminas, antibióticos para evitar otras infecciones, hacemos el test de malaria y la tratamos si es positiva, si hay diarrea la tratamos con sueros o por vía intravenosa…

P-¿Qué crees que ocurriría si llegase a Europa?

En Europa hay muchas cosas distintas: para empezar, sistemas de salud y vigilancia mucho más fuertes. Aquí (en Liberia), la gente no acude a los centros sanitarios, los enfermeros no usaban guantes ni se lavaban las manos, y eso favorecía la transmisión. En Europa, tenemos mucho grado de desarrollo y de sistemas de salud. Cuando el Ébola y el Marburgo llegaron a Europa se contuvieron inmediatamente.

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