En la actualidad, según los últimos datos de la ONU, existen aproximadamente 821 millones de personas hambrientas en el mundo. Una cifra que ha crecido de manera alarmante desde el comienzo del informe que le precede. Si esta situación es alarmante, saber que desperdiciamos más de 1.300 millones de toneladas de alimento da mucho qué pensar sobre cómo estamos gestionando los recursos naturales del planeta.
Y es que el desperdicio de alimentos ocurre a lo largo de toda la cadena de producción de los mismos, en lugares como:
- Los campos
- La industria
- En distribución de los alimentación
- En comedores colectivos
- En su conservación
- En restaurantes
- En el hogar
En la fase de producción primaria
Esta fase supone la producción o el cultivo de los productos agrícolas, cría, caza, pesca y ganadería. Plagas, enfermedades o por condiciones climatológicas desfavorables pueden obligar a desechar el producto. En otras ocasiones los precios de mercado en el momento de la cosecha son demasiado bajos y puede que no compense realizar la recolecta. La selección de alimentos con características estándares (tamaño,color, madurez) también puede provocar una pérdida de producto.
En la manipulación y almacenamiento
Una de las principales causas de pérdida de alimentos es por criterios de calidad, lo cual obliga a descartar todos aquellos alimentos que no superan los requisitos de calibre, color, peso, defectos, etc.
En la fase de transformación
La industria se encarga de preparar o elaborara la materia prima para que llegue al consumidor. Las pérdidas originadas durante esta fase son por deterioros de la materia prima o envases dañados. Muchas de estas pérdidas no suponen una alteración ni del sabor ni del valor nutricional de los alimentos pero son descartadas por tener un aspecto no deseado para el consumidor.
En la fase de distribución
Durante la distribución el alimento puede sufrir alteraciones, lo que puede suponer una retirada al no cumplir con las normativas de calidad y por tanto una pérdida del producto que en la mayoría de los casos es apto para el consumo.
En la fase de consumo
Es la última fase de la vida del alimento. Los malos hábitos a la hora de comprar, almacenar los alimentos o un autoservicio inadecuado originan la producción de grandes cantidades de desperdicios que podrían evitarse. Además, se ha comprobado que una falta de comprensión del etiquetado también provoca otra causa de desperdicio.
En restauración se producen desperdicios tanto en las cocinas como en la sala debido a la dificultad de planificar las compras y la corta vida útil de los alimentos frescos.
Una mejor gestión de los alimentos, reduciendo al mínimo su desperdicio supondría un descenso en la desnutrición y hambre global. Por lo que nos toca a los consumidores también está en nuestras manos el mejorar esta situación con hábitos de consumo más responsables. Cada pequeña decisión que tomamos, que igual te parece sin importancia, es una granito de arena en mejorar esta terrible situación.
¿Cómo podemos evitar los desperdicios en nuestras casas?
Antes de la compra
- Lo ideal es que antes de ir a comprar planifiques bien tus comidas semanales. De esta manera podrás elaborar tu lista de la compra sin necesidad de comprar aquello que pensabas consumir. Además no solo ayudarás al medio ambiente, aquellas personas que planifican sus comidas, comen más saludablemente y gozan de más salud.
- Repasa bien los alimentos que tienes almacenados en casa, así no te sorprenderás un día con que tienes una lata de conservas caducada y para ello es necesario tener orden en la cocina, que es clave para poder gestionar tu despensa.
Durante la compra
- Evita comprar aquellas cosas que no estén en tu lista de la compra. Son muchas las ocasiones en las que compramos alimentos por capricho y que se acaban estropeando en la nevera por falta de previsión. Que no te pase más.
- Cuando estés en la compra debes cerciorarte bien de la fecha de caducidad y consumo de preferencia que tiene el alimento.
- Comprar a granel puede ser una buena opción para llevar a casa solamente lo que es necesario. En la actualidad están aumentando el número de comercios que venden alimentos a granel por lo que hoy en día tenemos más facilidades que hace unos años.
- No sucumbas en las superofertas 3×4, ni aquellas promociones en las que tengas que comprar mucha cantidad de alimento. El producto más barato es aquel que no compras.
El almacenamiento
- Ordena los alimentos por su caducidad y fecha de consumo preferente. Lo primero que compres es lo primero que debes consumir.
- No mezcles alimentos frescos con alimentos cocinados ya que estos se podrían estropear.
- Cuando congeles alimentos hazlo en raciones individuales. De esta manera te aseguras no tirar alimentos a última hora por que te ha sobrado.
- Además es muy útil etiquetar los alimentos que congelas. Poner la fecha de cocinado es una buena opción para localizar los alimentos que deben consumirse antes.
- Los alimentos más perecederos deben conservarse en las zonas más frías del frigorífico.
- Separa las frutas y verduras que puedan estar dañadas de aquellas que están sanas.
- Es importante también hacer una buena limpieza de los frigoríficos para evitar la proliferación de bacterias que pueden estropear los alimentos y suponer un peligro toxicológico.
Cocinado
- Ten en cuenta las raciones que vas a cocinar y no hagas mas cantidad que luego acabes tirando.
- El cocinado y congelación alargan la vida de los alimentos por lo que si ves algún alimento que pueda estropearse en la nevera puedes cocinarlo y congelarlo antes de que sea demasiado tarde.
- Usa tus dotes creativas cuando veas que algunas verduras o frutas se van a estropear. Haz cremas o batidos para poder aprovecharlas.
- Si utilizar solo un trozo de una fruta o verdura debe ser tu prioridad cocinarla cuanto antes.
Te animo a adoptar estos sencillos hábitos.
Los alimentos son un privilegio y un consumo responsable va a ayudar al planeta, a tu bolsillo y a tu salud
Elisa Escorihuela Navarro
Dietista Nutricionista
Farmacéutica.
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