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El misterio de la nacionalidad de Cristóbal Colón, al descubierto

El misterio de la nacionalidad de Cristóbal Colón, al descubierto
César Cervera Moreno el

Se quejan con frecuencia muchos historiadores con los que tenemos ocasión de hablar los que hacemos temas de historia en ABC.es, que las únicas investigaciones históricas que financian las autonomías y las alcaldías son las que les afectan directamente: nadie quiere invertir en Atapuerca, todos quieren encontrar su Atapuerca o su Altamira particular. Pero como la historia no suele responder a perogrulladas geográficas, lo único que ocurre es que el dinero se dispersa. Con el misterio de la nacionalidad de Cristóbal Colón ocurre algo parecido, todas las comunidades y ayuntamientos quieren descubrir que nació en su tierra y al final pocos invierten en resolver realmente el enigma. Aunque, después de todo, puede que ni siquiera exista tal. Colón fue genovés, así de simple.

Vaya por delante que en mi opinión el lugar de nacimiento de Colón no desluce ni un ápice, en caso de no ser español, el importante papel de Castilla en el llamado Descubrimiento de América. No es relevante porque, indiferentemente de dónde nació, el navegante recibió la ayuda española en el momento clave y se relacionó con españoles la mayor parte de su vida. El sentimiento nacionalista, de hecho, estaba formado de una sustancia demasiado leve a finales del siglo XV como para otorgarle tanto peso. Así y todo, era de los que devoraban con pasión cada nueva teoría aparecida en prensa sobre la procedencia de Colón, y que veía en el afán de los hijos del marinero por ocultar la biografía de su padre una prueba clara de que allí había gato encerrado. Fue por un tiempo, como la edad del pavo. Hasta que distinguí con claridad el clásico tufillo de mito a medio masticar. Todas las teorías sobre su lugar de nacimiento dedican más esfuerzos en deslegitimar que naciera en Génova que en presentar pruebas que defiendan sus hipótesis, salvo en el caso de una: la de que naciera en la propia Génova.

En el magnífico libro «Cristóbal Colón: primer almirante del mar océano» (1991), la ya fallecida historiadora Lourdes Díaz-Trechuelo recuerda que sus contemporáneos consideraban al marinero como un «extranjero», lo que en aquel contexto significaba no nacido en Castilla. Si nos fiamos de su criterio, habría que descartar de un plumazo todas las teorías sobre que fuera gallego, de Guadalajara, extremeño o de otros rincones de Castilla, pero no que fuera aragonés, catalán o valenciano. En este sentido, Cristóbal Colón actuó igual que cualquier «extranjero» hace fuera de su tierra, se rodeó durante toda su vida de amigos genoveses, como ocurrió con los Esbarroya en Córdoba, Francisco Pinelo, establecido en Sevilla, o Gaspar Gorricio, monje de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, entre otros. Varios documentos legales refuerzan lo que decía pocas veces en público: era genovés. En un documento firmado por el propio Colón el 22 de febrero de 1498 ante notario, afirma que «siendo yo nacido en Génova, les vine a servir a los Reyes Católicos aquí en Castilla», y reclama a su hijo Diego que una vez fallecido él «tenga y sostenga siempre en la ciudad de Génova una persona de nuestro linaje que tenga allí casa y mujer… pues que de allí salí y en ella nací». Por su parte, el testamento de su hijo mayor –otorgado en Sevilla el 3 de julio de 1539– tampoco deja dudas: se identifica ante un notario como «hijo de Cristóbal Colón, genovés, primer almirante que descubrió las Indias». Puede que se limitara a seguir el hilo de la versión más aceptada, pero en realidad no tenía razones para mentir a un notario: ser genovés no era ningún crimen, ni reducía la influencia de su linaje en la Corte de los Reyes Católicos.

Retrato de Cristóbal Colón

Frente a estas contundentes pruebas documentales, los defensores de que no nació en Italia, sin embargo, han argumentado que el texto firmado por Colón es falso, o bien apócrifo, y fue redactado dentro del contexto de los Pleitos colombinos que mantuvieron sus descendientes con la Corona de Castilla. De una forma u otra, se trata de pruebas más tangibles de las presentes en la mayoría de las otras teorías que se agarran a las peculiaridades lingüísticas de su correspondencia, con ciertos guiños aragoneses, y a otros detalles menores para defender sus hipótesis. Entonces, ¿por qué si existen tantas evidencias se ha mantenido el misterio? Porque Colón y sus hijos guardaron con rigurosa discreción los orígenes de su familia, sin ocultarlos completamente, pero cuidándose de que nadie descubriera que el gran descubridor era hijo de unos humildes tejedores. Así, fue el afán nobiliario de la época el que habría empujado a Colón a ocultar el pasado de su familia; y no su nacionalidad.

La versión más aceptada hoy en día es que Cristóbal Colón era nieto de Giovanni Colón, tejedor de lana en Quinto, un pueblecito a pocos kilómetros de Génova. A su vez, su padre, llamado Doménico, siguió el oficio familiar y se casó con la hija de otro tejedor, Susana Fontanarossa. La esposa aportó dos casas como dote, una en Quinto y otra en la ciudad de Génova, donde se trasladó el matrimonio. Allí nació el descubridor, el primogénito, en una fecha cercana a 1451. Esto significaría que cuando realizó su primer viaje a América Colón tenía unos 41 años, aunque según las crónicas de Bartolomé de Las Casas aparentaba más edad.

Colón no era de una familia pobre, pero si lo bastante humilde como para sentirse intimidado por la obsesión sanguínea de la Corte de los Reyes Católicos. Y lo que es más grave, sus padres se ganaban la vida con las manos. Puesto que todavía en muchos rincones de Europa los trabajos manuales eran despreciados como propios de gente de baja escala social, no es de extrañar que Colón ocultara sus orígenes e incluso se atreviera a fanfarronear, sin aportar nombre alguno, de que «no soy el primer almirante en mi familia». Posiblemente sí que lo fuera.

PD: Sé que diga lo que diga un juntaletras como yo, habrá quien continúe despreciando todas las evidencias genovesas sin aportar auténticas pruebas y seguirán apareciendo nuevas teorías financiadas por los gobiernos locales. Algunas traspasan nuestras fronteras: Colón era inglés dicen los ingleses, como si fuera tan sencillo disimular la flema o prescindir de la hora del te durante décadas.

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César Cervera Moreno el

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