Seguimos aprovechando el tiempo de cuarentena, en el que la liga permanece detenida, para acercarnos a conocer más a fondo a los protagonistas que hacen posible, cada uno desde su rol, la disputa de los XXXI Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid semana tras semana.
En el día de hoy, conoceremos a Julio Cabrera, informador de árbitros de baloncesto de nuestra liga. Tras haber sido árbitro desde 2012 a 2019, este año se ha estrenado como informador de la competición. La figura del informador es fundamental en nuestra liga, pues permite a la organización conocer casi en todo momento la evolución de cada árbitro, así como prevenir o solucionar posibles problemas que puedan acontecer en los colegios y campos en los que están presentes. Por ello, se trata de personas experimentadas en el mundo del deporte y del arbitraje, con un recorrido amplio y una reputación adquirida a base de años haciendo las cosas con disciplina y trabajo.
En el caso de Julio, como hemos comentado, es su primer año como informador. Hasta el confinamiento, Julio se recorría los colegios de toda la liga para evaluar a los árbitros de baloncesto, una labor que echa de menos en estos momentos. “Se echa de menos el sonido de los balones botando, saludar a los amigos que vas haciendo todo este tiempo, ver a los chavales divertirse compitiendo…”, relata. Como fanático del baloncesto, cuenta que echa mucho de menos los partidos de ACB y NBA, pero tiene claro que lo que más se echa en falta es “poder abrazar a la familia y a los amigos. Lo llevo bien, con paciencia, aunque con algo de inquietud”, asegura.
Volviendo a la figura del informador, es una de las claves para el buen funcionamiento de los Juegos. “Es una tarea importante, con ella conseguimos la formación continua de nuestros árbitros”, cuenta Julio. Los árbitros son tutelados por el informador, que acude a verles arbitrar en directo. “Comentamos con ellos los aspectos a mejorar y aprendemos también de ellos. Es un aprendizaje recíproco”, asegura. De esta manera, los árbitros van adquiriendo experiencia, fundamental especialmente en el caso de los más noveles, que pueden así progresar poco a poco para arbitrar todo tipo de categorías, desde prebenjamines hasta sénior.
Hablando de progresiones, la de Julio ha sido exitosa, ya que después de siete años arbitrando, ahora le toca a él acompañar al resto. “Al principio te sientes extraño por tener que juzgar a tus compañeros”, se sincera. “Pero enseguida comprendes que es bueno poder aportar la experiencia a los compañeros. Eso sí, se echa de menos arbitrar de vez en cuando”, confiesa. Al ser preguntado por lo mejor del colectivo arbitral de ECM, Julio Cabrera lo tiene claro. “Entienden perfectamente en qué clase de competición están. Anteponen el espíritu deportivo y los valores a todo lo demás”, sentencia. De los aspectos a mejorar, Julio hace autocrítica y reconoce que “un repaso extra al reglamento nunca viene mal para mejorar día a día, pues todos debemos hacerlo”, concluye.
Antes de despedirse, Julio se sinceró sobre lo que significa para él formar parte del colectivo arbitral. “Son admirables los valores que propone esta liga para educar a través del deporte. El deporte de formación debe ser siempre educativo, y fue lo que me animó a arbitrar”, cuenta. “Estamos contribuyendo a forjar generaciones sanas, formadas en el respeto al rival y el juego limpio. El baloncesto y los deportes de equipo crean fuertes vínculos de amistad”, concluye Julio, que espera poder volver pronto a la normalidad para seguir disfrutando del baloncesto y del deporte.
Iván Hernández
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