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Gabriel Gómez: “Ser entrenador y jugador es compatible, aplicas lo que aprendes en un lado y otro”

Gabriel Gómez: “Ser entrenador y jugador es compatible, aplicas lo que aprendes en un lado y otro”
Gabriel ante Joao Gomes, en un amistoso con el Breogán
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Seguimos aprovechando la oportunidad que nos ha dado la cuarentena para charlar con personas ligadas al mundo del deporte y que se han formado en el ámbito escolar. Hoy el protagonista es Gabriel Gómez, alumno, jugador y entrenador en Jesús Maestro, y también jugador de baloncesto del club Estudiantes de Lugo, además de que acude habitualmente a entrenar con el CB Breogán de la LEB Oro, la segunda categoría del baloncesto nacional.

Lo primero que queríamos era que el propio protagonista nos relatase su trayectoria en el mundo del deporte. “Mi vida deportiva ha sido bastante atípica”, asegura Gabriel. “Desde que me dejaron en el colegio me apunté en el equipo de fútbol sala, era muy pequeño, pero jugar con gente mayor que yo me ayudó a crecer mucho”, apunta. “Desde los seis años hasta los dieciséis estuve jugando al fútbol sala en el colegio, alternando el equipo de mi edad con algunos más mayores, lo que hizo que mis sábados y los de mi familia fueran una maratón. Fueron unos años increíbles”, confiesa el ex alumno del colegio Jesús Maestro.

Cuenta Gabriel que en esa época eran uno de los equipos más potentes de fútbol sala en la liga de ECM. “Siempre peleábamos por estar en los primeros puestos de la clasificación, lo cual nos llevó, año tras año, a los Juegos EMDE. Era el objetivo claro, un evento que no podíamos perdernos”, asegura. Pese a esta grata experiencia, y a que Gabriel también jugó al fútbol 11 durante dos años cursos, decidió cambiar el balón de fútbol sala por el de baloncesto. “Fue en el primer año de cadete y fue el mejor cambio que hice en vida. Durante los dos primeros años conseguí combinarlo con el fútbol sala en el colegio, pero los estudios, el aumento de nivel y de entrenamientos me llevaron a ‘colgar las botas’ de fútbol en el colegio”, explica Gabriel.

Así fue como nuestro protagonista, a sus 14 años, y tras haber probado apenas un par de meses en el colegio, dio el salto al baloncesto. “No fue difícil, ya que mis padres jugaron al basket toda la vida y me animaron a probarlo”, cuenta. Así empezó una trayectoria con cuatro años de formación en el club madrileño Olímpico 64, desde donde Gabriel dio el salto a la liga EBA en Rivas. En esta categoría acumula ocho temporadas, en diferentes equipos Alcobendas, Estudiantes, Naron y Xperia San Jorge, hasta llegar al Estudiantes de Lugo. “Aquí he encontrado mi máximo nivel como jugador y he disfrutado de la oportunidad de entrenar cada día con el equipo ACB de Breogán, lo cual ha supuesto un paso adelante en mi carrera”, asegura.

Y aunque asegura que a lo largo de su vida ha vivido “muchos momentos muy especiales”, tiene uno en concreto que le hace especial ilusión. “Son muchos años haciendo deporte y cada momento es especial, pero si me tengo que quedar con alguno, ese es el día que me convocaron con el equipo ACB de Breogán para entrenar. Siempre había sido un sueño, pero nunca me había imaginado poder entrenar cada día con los mejores, aprender de ellos y disfrutar”, cuenta.

También asegura que se encuentra en su mejor momento y con ganas de seguir creciendo. “Los últimos años han sido de mucho crecimiento técnico y táctico, además de mental, fundamental en este deporte”, asegura, además de mostrarse ambicioso. “Soy una persona que no se conforma con lo que tiene, nadie me ha regalado nada. Mi objetivo es jugar lo más arriba posible, la ACB es un salto demasiado grande, pero estoy preparado para tener un hueco en LEB Oro”, se sincera.

Cambiando un poco de tema, hay que recordar que Gabriel ha tenido la oportunidad de ejercer como entrenador en los equipos de baloncesto del colegio Jesús Maestro, algo que le lleva a conocer bien ambas facetas y ambos roles, el de jugador y el de entrenador. “Son totalmente compatibles, puedes aplicar todo lo que aprendes y vives en un lado y en el otro. Se trata de aprender a ver el mismo deporte desde diferentes puntos de vista”, asegura. “Ser entrenador te ayuda a tener más información, recursos y visión de juego, ya que el entrenador está constantemente buscando alternativas y situaciones de juego”, cuenta Gabriel. “Por otro lado el ser jugador te ayuda a la hora de plantear situaciones y a trabajar de una manera más real”, explica. “En lo personal, las vivencias te ayudan a ponerte en su piel, saber lo que piensa, entender reacciones… Algo fundamental para crecer en ambos lados”.

Confiesa Gabriel que siempre le ha llamado la atención la figura del entrenador, y eso le animó a querer realizar dicha labor. “Llevo toda la vida haciendo deporte, con muy buenos entrenadores. Estoy finalizando los estudios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y la enseñanza es una de las salidas que me gustaría llevar a cabo”, cuenta. Además, en Jesús Maestro apostaron por él para esa labor. “Ana Presa y Joserra siempre me decían que me encantaría, en cuanto terminé el colegio decidí que seguiría yendo casi todos los días, era una forma perfecta de seguir ligado al colegio”, cuenta. “Han sido unos años increíbles, cada niño es diferente”.

Para Gabriel, entrenar ha supuesto proceso de aprendizaje permanente: “ser responsable, querer enseñar el máximo, buscar alternativas, aprender del estado emocional del jugador, trabajar la frustración con ellos… Lo que más me gusta es verles disfrutar con aquello que más me gusta a mí, es lo máximo a lo que se puede aspirar”, confiesa Gabriel, que ha desempeñado esa labor de entrenador en competiciones como los Juegos Deportivos de ECM o los Juegos EMDE, de los que guarda grandes recuerdos. “Destaco la posibilidad de que tantos niños puedan realizar lo que les gusta y competir en un ambiente tan deportivo, que tanto nos enseña a jugadores, entrenadores y padres con valores basados en el juego limpio y el compañerismo, sin olvidar la esencia del deporte: la competición”. De su experiencia en EMDE, el alero del Estudiantes de Lugo cuenta que es “una auténtica fiesta del deporte. Generación tras generación esperan la fecha y luchan por clasificarse para volver”.

Por último, Gabriel despide esta entrevista animando a la gente a que siga o practique el baloncesto. “Yo empecé jugando al fútbol, pero una vez que lo pruebas no quieres ni puedes alejarte de él”, cuenta entre risas. “La familiaridad y buen ambiente del mundillo, la diversión y espectáculo que genera al tratarse de un deporte dinámico… Creo que no hay más que añadir”, sentencia.

Iván Hernández

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