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¿Se puede rejuvenecer el cerebro?

¿Se puede rejuvenecer el cerebro?
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¿Se puede rejuvenecer el cerebro? Una pregunta muy pertinente cuando la esperanza de vida se alarga, pero la salud del cerebro declina con el paso de los años en un porcentaje importante de la población. Acompasar la esperanza de vida con un buen funcionamiento cerebral debería ser una prioridad en investigación, si queremos vivir con dignidad los años extra de vida que los avances en Medicina nos han regalado.

Stanislav Zakharenko, del Departamento de Neurobiología del Desarrollo, Hospital San Judas de Investigación Infantil, en Memphis

Un trabajo publicado en la revista Science abre una puerta a esa “esperanza de vida digna”. Está liderado Stanislav S. Zakharenko, del Departamento de Neurobiología del Desarrollo, Hospital San Judas de Investigación Infantil, en Memphis (EEUU). Mediante una intervención farmacológica, los investigadores han logrado restablecer la plasticidad auditiva del cerebro de ratones adultos a un nivel que normalmente se ve sólo en los roedores jóvenes.

Al parecer, el bloqueo de un mensajero químico clave en el cerebro ayuda a ampliar el aprendizaje auditivo eficiente hasta la vida adulta, al menos en roedores. Ese mensajero químico es un compuesto denominado adenosina, y cuando se reduce en una estructura cerebral llamada tálamo auditivo, preserva la capacidad de los ratones adultos para aprender de la exposición pasiva al sonido, igual que ocurre en las primeras etapas de la vida.

El tálamo auditivo es la estación de repetición del cerebro donde se recoge el sonido y se envía a la corteza auditiva para su procesamiento. Estas dos estructuras cerebrales, tálamo auditivo y corteza auditiva, se comunican mediante el neurotransmisor glutamato. Se sabía que la adenosina reduce los niveles de glutamato, al inhibir la liberación de este neurotransmisor. Y ahora, este estudio también ha relacionado la inhibición de la adenosina con el aumento de la plasticidad cerebral y el aprendizaje auditivo eficiente.

Una las formas utilizadas para inhibir la actividad de la adenosina fue mediante el compuesto experimental FR194921, que bloquea selectivamente el receptor A1. Si se combina con la exposición al sonido, el compuesto rejuvenece el aprendizaje auditivo en ratones adultos. “Eso sugiere que sería posible ampliar la ventana crítica en seres humanos dirigiéndose al receptor A1 para el desarrollo de fármacos“, explica Zakharenko.

“Este hallazgo debería estimular la investigación en terapias no invasivas para tratar condiciones relacionadas con los déficits perceptuales”, señalan V. Kehayas y A. Holtmaat, de la Universidad de Ginebra, en Suiza, en una perspectiva que acompaña a la investigación. Y es que, como aclaran estos expertos, al suprimir la señalización neuronal de la adenosina en el tálamo, se puede inducir en la corteza auditiva un estado más “joven”, que permite un mejor aprendizaje de nuevos sonidos. “El conocimiento de los fundamentos mecánicos de este tipo de plasticidad cortical beneficiará el desarrollo de métodos no invasivos para aumentarla en otras áreas específicas de la corteza cerebral con posibles aplicaciones clínicas”, añaden.

Poco después del nacimiento, tanto en ratones como en humanos, hay un período crítico (o ventana) en el cual la exposición pasiva a un tono acústico realza la representación neural de esa frecuencia en la corteza auditiva primaria, la parte del cerebro responsable de procesar el sonido. En esencia, esto permite discernir mejor los tonos.

En los seres humanos, esa ventana proporciona a los niños la capacidad de adquirir el lenguaje. Es por esto que aprender el idioma materno, u otro diferente, así como el lenguaje musical es generalmente más fácil para los niños. Sin embargo, en la etapa adulta esa capacidad disminuye dramáticamente con edad y dificulta el aprendizaje de nueva lengua o un instrumento musical.

El motivo es que a medida que los años pasan, la capacidad de aprendizaje flexible del cerebro, llamada plasticidad, disminuye. Curiosamente, la plasticidad neuronal en el tálamo y la corteza auditiva declinan de forma paralela. Esta coincidencia llevó Jay A. Blundon, otro de los investigadores, a realizar una serie de experimentos en los que se manipuló la señalización del tálamo y se probó la capacidad de los ratones para discernir nuevos tonos.

Utilizando una variedad de técnicas genéticas y farmacológicas, encontraron que eliminar o inhibir las neuronas que expresan la adenosina en el tálamo restauraba la plasticidad auditiva en ratones adultos, permitiendo a los roedores discriminar mejor entre los distintos tonos.

“Estos resultados ofrecen una estrategia prometedora para extender la misma ventana en los seres humanos a la hora de adquirir el lenguaje o la habilidad musical, restaurando la plasticidad en las regiones críticas del cerebro, posiblemente mediante el desarrollo de fármacos que bloquean selectivamente la actividad de la adenosina”, aseguran los investigadores.

 

Pilar Quijada Piscóloga y Máster en Neurociencia

Entendiendo el cerebro

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