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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Los chinos también se van de puente

Pablo M. Díez el

Totalmente merecida, los chinos tienen fama de currantes infatigables capaces de trabajar siete días a la semana con sus respectivas noches. Pero eso no significa que no tengan vacaciones y hasta puentes que ya quisieran muchos españoles. Es el caso de la Semana Dorada que, con motivo del Día Nacional de China, dura desde el lunes pasado hasta mañana. Un puente más largo que el del río Kwai en el que se han cerrado colegios, oficinas y tiendas y las grandes ciudades se han librado de sus habituales atascos.

Los turistas han abarrotado la plaza de Tiananmen para celebrar el Día Nacional de China.

Como suele ocurrir con otras fiestas similares, como el Año Nuevo chino y el Día del Trabajo, millones de personas se han lanzado a hacer turismo colapsando las carreteras, las estaciones de tren y los aeropuertos. Debido a la emergente clase media urbana que ha traído el extraordinario crecimiento económico de China, durante esta semana se registran 430 millones de desplazamientos. Sólo en los tres primeros días del puente, más de seis millones de personas han visitado 125 monumentos y destinos turísticos de China como la plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida o la Gran Muralla. Disputando el Open de China, el tenista Rafael Nadal fue testigo de estas aglomeraciones cuando visitó el miércoles el Palacio de Verano de Pekín junto a otros 100.000 turistas. Pero, sin duda, la palma se la ha llevado el famoso Lago del Oeste de Hangzhou, la Venecia china, al recibir un millón de visitantes.

A bordo de trenes abarrotados, más de 400.000 personas salieron el lunes de las cuatro estaciones de Pekín, un hervidero de gente con colas multitudinarias ante sus taquillas y andenes. Partiendo cada cinco minutos, 110 trenes de alta velocidad están uniendo la capital china con Tianjin, a sólo media hora, transportando cada día a 100.000 pasajeros.

Con las carreteras llenas porque se han suspendido los peajes de las autopistas, un periodista de la agencia estatal Xinhua ha tardado 12 horas en recorrer los 540 kilómetros que separan la ciudad de Harbin de Shenyang, en la provincia de Liaoning. En ocasiones, la avalancha de turistas es tal que muchos se han quedado atrapados en sus destinos por falta de medios de transporte. Eso es lo que ocurrió el miércoles en Jiuzhaigou, una idílica reserva natural de Sichuan famosa por sus cascadas de colores, cuando acudieron 40.000 visitantes que acabaron colapsando su sistema de autobuses. A pesar de sus protestas desesperadas, 4.000 de ellos no pudieron salir del parque hasta las diez de la noche.

Aunque más adinerados, la misma mala suerte han tenido los chinos que han escogido Estados Unidos para pasar estas vacaciones, que se han encontrado con sus museos y parques naturales cerrados por el “cerrojazo” de la Administración por falta de presupuesto. Un aviso para los países que, como España, viven del turismo porque cien millones de chinos viajarán al extranjero en 2015. Aunque muchos aún deben pulir sus modales, los chinos ya se gastan más que americanos y alemanes en unas vacaciones que, a veces, acaban siendo una odisea.

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