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El valor de la Armada sí es invencible en Irlanda

El valor de la Armada sí es invencible en Irlanda
Jesús García Calero el

El hecho de que los científicos no dejen de investigar y reivindicar la historia de España, dentro y fuera de nuestro país, contrasta con la pasividad pertinaz de nuestras autoridades ante algunas cuestiones esenciales. Hablamos del valor del patrimonio subacuático, un valor potencial, eventual, r-e-a-l para todo el que dedique cinco minutos a pensar en ello.

En Irlanda, asociaciones culturales de todo tipo rinden homenaje al pasado de la Spanish Armada, a sus muertos y a sus historias, en un ejemplo de memoria que aquí ni sabemos apreciar

Hechos de una relevancia tan evidente como el cuidado de los restos de la Gran Armada de Felipe II enviada a la invasión de Inglaterra en 1588, son un ejemplo muy de actualidad. Hemos podido comprobar estos días, gracias a la investigadora del CSIC Ana Crespo Solana y su importante proyecto ForSEAdiscovery, del que ya hablamos en su día, que en Irlanda sí lo tienen claro, hablan abiertamente del valor de la Spanish Armada y han puesto su estudio, excavación y futuro turístico en el lugar central de los proyectos políticos de la Isla.

Sobre todo porque, como es lógico, en el momento del Brexit y las crisis de identidad europeas, la Spanish Armada muestra las conexiones de Irlanda con el Continente como pocos eventos del pasado, lo mismo que resulta inesquivable para comprender la relevancia europea de la España de los Austrias.

Vista aérea de las cruces dibujadas en las playas de Sligo en las que murieron tantos soldados y marinos españoles en septiembre de 1588

Así es. Los barcos hundidos siguen dejando una estela reconocible. Son importantes para nosotros aquí y ahora, cuando el mundo que conocemos debe ser explorado con otras miradas. El problema es que muchos aún no saben valorarlos, y sea por mala suerte o por algo más complicado, los más destacados gestores de las Administraciones españolas competentes siguen encontrándose entre ellos. Al menos esa es la única conclusión que deja la falta de acción, de visión estratégia y de proyectos.

Debatiendo sobre sus investigaciones, los científicos son capaces de tensar de nuevo -imaginariamente- las jarcias y las velas, y también llenarlas con el viento indomable de la historia. Y eso es algo mucho menos imaginario de lo que creemos. Esta semana pude ser testigo, brevemente, de un encuentro relevante: un seminario en la sede de Humanidades del CSIC en Madrid, sobre los estudios de la Armada, y de las Armadas del siglo XVI, un intercambio de conocimiento y buen humor al calor del citado ForSEAdiscovery Marie Curie research project and ERASMUS+ interchange programme… que es un proyecto cuyo centro está en españa pero que, por financiación, ambición y también por sus fines, es puramente europeo.

Hiram Morgan explicando las vicisitudes de un barco de la Carrera de Indias naufragado en las costas del sur de Irlanda, el martes pasado en el CSIC, junto Ana Crespo Solana

Reunidos en torno a una mesa, arqueólogos y estudiosos irlandeses y españoles intercambiaron sus últimas investigaciones a principios de esta semana en el CSIC. Entre ellos destacaban Hiram Morgan y Miguel San Claudio, que aportaron novedades muy relevantes de las que oiremos hablar en próximos años. Como sabéis los lectores de Espejo de Navegantes, desde que ahora justo hace dos años Javier Noriega nos contase cómo las tormentas machacaban pecios únicos en la costa de Irlanda, y pedía al Gobierno español interesarse por el tema, ha llovido mucho y se ha hecho algo, pero muy poco. Ya en 2013 repasábamos los pecios más importantes de la Armada, también de la mano de Javier Noriega. Y lo único que se ha llevado a cabo desde entonces ha sido por el impulso de una visita del director del Arqua, Iván Negueruela, a Dublín, para sentar las bases de alguna actuación, y la firma de un MoU (Memorandum of Understandig) entre los dos Gobiernos que sirva como marco para próximas iniciativas… que aún no han llegado.

IRLANDA, UN EJEMPLO

Pero en Irlanda no están quietos, esperándonos. El mundo no se detiene mientras pensamos nuestro siguiente movimiento (como pasa también en México con el Juncal). El historiador Hiram Morgan comentó que Irlanda mantiene un bajo presupuesto por la situación económica, pero que con los pocos medios disponibles se ha hecho mucho y sobre todo se están cuidando las piezas rescatadas tras las intervenciones en La Juliana y otros pecios que aparecieron tras las tormentas. Morgan explicitó que tienen esperanza de que el presupuesto aumente próximamente para intensificar la investigación y trabajar en el agua. Pero más allá de las esperanzas, la visión de este arqueólogo parece ejemplar y lúcida y debería ser tenida en cuenta en España: “Desde un punto de vista científico, para un irlandés esta historia es importante. Tiene muchísimo interés conocer los pecios e investigar la historia de aquella gente, sus historias de supervivencia, su participación en la guerra que les rodeaba”, declaró.

La Gran Armada de 1588

Desde un punto de vista más práctico, Hiram Morgan explicitó que “además hay un interés turístico y de patrimonio. Incluso hay un interés político sustantivo en un momento como el actual, con el Brexit, cuando se hacen muy relevantes las conexiones directas de Irlanda con el Continente en el pasado, unos hechos históricos que van más allá de la visión que Inglaterra tiene”. Estas frases deberían hacernos pensar. En España ¿hay un interés turístico y de patrimonio, o político sustantivo en estos temas, o en la Armada concretamente? ¿Se piensa en el valor intrínseco de esta historia europea de España en la que se pone en relación la cultura naval mediterránea y la atlántica, donde se mezclan la guerra y la colaboración, la supervivencia y la crueldad de unos hechos a través de cuyos restos hoy podemos aprender a valorar este patrimonio? ¿Sabemos qué hay pecios de la Armada en costas españolas también? ¿Se ha hecho algo, hay algún proyecto encima de la mesa del Ministerio o alguna Consejería? ¿Se tiene en cuenta esta arqueología y este patrimonio en lo que vale realmente para la España de hoy, en su dimensión internacional, europea y americana?

Los asistentes al seminario de ForSEAdiscovery

Todas estas preguntas tienen respuestas muy poco complacientes. Debemos aprender de Irlanda esa valoración. Ana Crespo Solana, explicaba perfectamente que en Irlanda hay muy pocos medios pero mucho apoyo institucional, mientras que en España hay más medios potenciales pero las instituciones no parecen estar demasiado interesadas: “Vivimos en España la paradoja de que nuestras instituciones -Gobierno, Autonomías…- no están exactamente interesadas en la arqueología subacuática y sus posibilidades, sino que viven un momento político que se ha quedado en las consecuencias de la fragata Mercedes”. La frase es para enmarcarla. Está claro que en lugar de aprender de nuestros errores relativos a la incuria, la desidia y el jugar con fuego que acabó en expolio en 2007, hemos preferido sentarnos a contemplar nuestra victoria sobre los cazatesoros de Odyssey. Como si lo ocurrido hubiera sido, talmente, una victoria y no el mayor desastre cultural sufrido por España en lo que va de siglo. Si se tomara como lo que fue, ¿qué proyectos habría sobre la mesa?

EL VALOR TURÍSTICO: Wild Atlantic Way

Volvemos a Irlanda: el mayor proyecto turístico en marcha allí se llama Wild Atlantic Way, y está poniendo en valor toda la costa oeste. Hiram Morgan nos dice que “es un gran proyecto estratégico que hace branding de toda la costa atlántica y que ha contado, como uno de los elementos más importantes de la zona, precisamente, los naufragios de la Spanish Armada“. Por ello, “es hora de soñar con museos en el futuro, pero mientras tanto investigar todas estas historias y ponerlas en valor ayuda a atraer a los turistas que ya vienen, mayoritariamente, del continente, que son de clase media, interesados en el patrimonio y el paisaje y muy distintos del turista americano que venía buscando su propio pasado”.

 

¿Cuántas rutas podría estar planeando España, desde los galeones a las flotas, desde los antiguos puertos de los descubrimientos a la Carrera de Indias y otros viajes relevantes? Toda una industria cultural por la que otros países matarían está en barbecho o perdida en laberintos burocráticos locales, autonómicos y estatales sin que nadie acierte a elevar la mirada ni el nivel para alcanzar la verdadera dimensión que nuestra historia permitiría. Economía y turismo, asociados a esa industria serían también motores para nuevas empresas y puestos de trabajo, a los que sumar la oferta y la infraestructura turísticas ya existentes.

El arqueólogo español Miguel San Claudio es, entre otras muchas cosas, responsable del proyecto del Galeón de Ribadeo, uno de los pecios más interesantes hallados en los últimos años, situado a apenas 5 metros de profundidad en la ría de Ribadeo y sometido a peligros, corrientes y dragas durante décadas. Ahora, según contó en el seminario de ForSEADiscovery, la investigación histórica de este importante buque del XVI está acabada y se ha identificado el naufragio, con lo cual es hora de que alguna administración tome parte en la acción. Pero… no parece, tristemente, que ese sea el horizonte.

 

Gráfico realizado por Julián de Velasco para ABC

San Claudio afirma que “en España tenemos un bonito escenario, con el museo Arqua y algunos centros, pero no muchos proyectos, no hay muchos arqueólogos trabajando, aunque querrían”. Ante la posibilidad de que la compleja estructura del Estado y las competencias transferidas a las Autonomías impidan activar buenos proyectos, reacciona: “No estoy de acuerdo, es una excusa, solo eso. Lo que hay es una falta de conciencia sobre el valor del patrimonio subacuático y que puede suponer su investigación para un país como España. Es que tiene una importancia enorme también económicamente, como se demuestra por los planes que conocemos de Irlanda”

En su opinión, “aquí debería se igual, como los Irlandeses ven en la Armada un nexo esencial de su historia con el Continente, nosotros veremos en el estudio de estos barcos que no somos parte de la decadencia de un imperio, como dice la leyenda negra, sino parte de un país sin el que no se puede explicar la historia del mundo“. Contra esa “propaganda de siglos sobre la mediocridad”, la ciencia arqueológica puede dar, aplicada a los pecios de nuestra historia naval, “respuestas muy precisas”.

Cañón recuperado de la Juliana, uno de los pecios de la Armada en Irlanda. La memoria del pasado naval español duerme en los mares de todo el mundo

Ana Crespo incide en un elemento preocupante: “veo mucho interés en la privatización de la arqueología subacuática en España”. Le preguntamos que qué quere decir: “No es algo bueno. Yo trabajo con gente de muchos países. En Gran Bretaña, Holanda, Irlanda y otros lugares, eso no pasa, allí es posible conciliar los agentes locales con museos, centros de buceo, en una cadena de gente e instituciones interesados en el patrimonio en general, y también en el subacuático”.

Miguel San Claudio tercia que esa falta de interés de las instituciones en un asunto eminentemente público permite que muchas veces, las excavaciones realizadas preceptivamente por las obras públicas, en autopistas o puertos, “terminan en un pequeño boletín de resultados que pasa a la compañía responsable de las obras y con una copia al Estado. Por eso desaparece lo más importante, el objetivo científico. Al fin y al cabo se supedita el trabajo arqueológico a la actividad de una compañía cuyo objetivo, naturalmente, son los beneficios. Pero lo peor es que la Administración también contrata y suele dejar también los trabajos de resultados sin circular ni compartir entre científicos. En España la arqueología no es una oportunidad para conocer la historia, sino un problema”, concluye.

El pecio del Mars, otro gran ejemplo -el de la arqueología sueca- de gestión del patrimonio que pone en valor la historia y descubre aspectos desconocidos del momento en el que Suecia devino en Estado-Nación, según comenta Johan Rönnby

Y los pecios de la Gran Armada, lo mismo que los de Trafalgar, Lepanto, la Carrera de Indias y todas las grandes rutas y batallas de nuestra historia, esperan que nosotros, herederos de aquel mundo, despertemos y prestemos atención a las posibilidades de este patrimonio, para explicarnos, darnos cohesión y aportar nuevos caminos y encuentros globales con América, Europa y el resto del mundo. ¿Tan difícil es de ver desde algunos despachos?

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