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Cuba declara Monumento Nacional los pecios de la batalla de la Bahía de Santiago en 1898

Cuba declara Monumento Nacional los pecios de la batalla de la Bahía de Santiago en 1898
Restos del Almirante Oquendo en la Bahía de Santiago de Cuba © Theodore Roosevelt Collection, Harvard College Library.
Jesús García Calero el

Hoy hace exactamente 117 años de la batalla naval de Santiago de Cuba, uno de los episodios del Desastre del 98 con el que España perdió el control de sus últimos territorios coloniales. La conmemoración es sin duda el momento para revisar los hechos, conocerlos mejor y conmemorar la historia compartida con Cuba y Estados UnidosPero además, la batalla está de actualidad porque hoy se ha sabido, según informa la prensa cubana (Gramma, Juventud Rebelde) que el Parque Arqueológico del Patrimonio Cultural y Natural Subacuático Batalla Naval de Santiago de Cuba de 1898 será declarado como Monumento Nacional. De hecho, coincidiendo con la efeméride, se celebra hoy y mañana un importante Simposio de Actividades Subacuáticas (Simposub 2015).

Restos de la flota que pueden verse y visitarse frente a la costa

El responsable arqueológico del patrimonio sumergido de la zona, Vicente González, ha reiterado en la prensa que la propuesta está avalada “por un enjundioso expediente, fruto de 40 años de investigaciones científicas y expediciones submarinas de varios equipos“. Desde el blog Espejo de Navegantes estaríamos encantados de saber que nuestro Gobierno hace todo lo posible para que la arqueología subacuática española coopere en este proyecto y esté presente en los cuidados y la futura investigación de ese patrimonio. Es una oportunidad más -y esperemos que no otra oportunidad perdida- para mejorar las relaciones culturales, dotar a la política española de un perfil más visible en la defensa del patrimonio subacuático y sobre todo para responder a la creciente demanda de la sociedad que quiere que el interés generado por los restos de nuestro pasado marítimo sean estudiados y divulgados como corresponde a un país con una historia tan inmensa.

que ofrece rutas por los pecios

Los restos de la batalla final de la guerra de España y EE.UU. de 1998, el Parque Arqueológico se extiende por una franja costera de 120 kilómetros, desde la zona de Siboney hasta el entorno de río La Mula. Allí reposan varios de los pecios de los navíos, entre los más importantes de la flota española de la época, que fueron hundidos en la cruenta batalla naval de la mañana del 3 de julio de 1898.

Daños en el vizcaya

Hay seis yacimientos principales en la zona, pertenecientes a los cazatorpederos españoles Furor, en playa Mar Verde; el Plutón, en Rancho Cruz; el crucero acorazado Almirante Oquendo, en  la playa Juan González; el crucero Vizcaya, en playa Aserradero, y el crucero Cristóbal Colón, en playa La Mula, quizá el barco sumergido de su tipo y su época mejor conservado en el mundo.

El encuentro Simposub 2015 es un encuentro en el que los especialistas van a abordar el estado de estos yacimientos desde muchos puntos de vista. El impacto tanto de los fenómenos naturales como de los antropogénicos en el patrimonio natural y cultural subacuático centrará las ponencias. Entre los primeros figuran los fenómenos meteorológicos extremos, los seísmos, problemas con especies invasoras o la contaminación. Entre los segundos el impacto de la presencia humana y el turismo sostenible, la documentación, fotografía y las artes plásticas, y también el estado de la arqueología subacuática en Cuba y en el mundo. El objetivo, como ha sido desde 1997, desde que se convocó por primera vez, tiene como fin poner en valor la conservación del patrimonio.

Almirante Cervera y Topete

Para España, es especialmente importante lo acontecido en la Bahía de Santiago de cuba. Allí terminó, con un sacrificio notable, buena parte del poderío naval hispánico, que ya entonces era una sombra de los siglos anteriores. Sin embargo, lo ocurrido allí durante esa campaña es una de las páginas más honrosas del servicio de la Armada española. Después de tensiones y desacuerdos con el mando central, el almirante Pascual Cervera era muy consciente de la inferioridad de sus fuerzas con las que Estados Unidos había desplegado en el bloqueo de la bahía. Pese a ello, Cervera no pudo sino obedecer la orden de abandonar el puerto y enfrentarse a la destrucción de la mayor parte de sus hombres y sus navíos.

Daños en el Iowa tras la batalla

Antes de salir escribía al mando central: «Estamos bloqueados. Califiqué de desastrosa la venida para los intereses de la Patria. Los hechos empiezan a darme la razón. Con la desproporción de fuerzas, es imposible ninguna acción eficaz. Tenemos víveres para un mes». Además, encargó a su hermano que transmitiese el mensaje a la familia:  «Vamos a un sacrificio tan estéril como inútil; y si en él muero, como parece seguro, cuida de mi mujer y de mis hijos».

Decidió abandonar Santiago al amanecer del 3 de julio, y puso rumbo al oeste navegando muy cerca de la costa en un intento de minimizar los daños. Aun así, el hecho de que los buques debieron juntarse para pasar por el estrecho canal de acceso al puerto sumado a que no se pudo realizar la salida durante la noche, fueron las circunstancias decisivas que se añadieron a la ventaja de fuego y táctica de los buques estadounidenses.

Prisioneros españoles tras la batalla

Cervera iba embarcado en el Infanta María Teresa, el primero en salir. Se acercó al Brooklyn, donde estaba el comodoro Schley, que movió su buque para evitar la posible colisión hasta que se dio cuenta de que estaban huyendo. Entonces se ordenó recuperar la posición. Entre el Texas y el Brooklyn comenzaron a cañonear al barco de Cervera. El Vizcaya y el Cristobal Colón salieron después, pero fue el Almirante Oquendo sobre el que la flota de EE.UU. concentró la mayor intensidad de fuego. El resto de los barcos poco pudieron hacer, los destructores Plutón y Furor, en uno de los cuales falleció Fernando Villaamil. Pero todos cayeron bajo el fuego y la persecución de la Navy, incluso el más rápico, el Cristóbal Colón, que se quedó sin el carbón inglés de mayor calidad y perdió su única ventaja táctica. Su comandante decidió embarrancarlo. No podía combatir además porque no tenía instalada su artillería.

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