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Blogs La viga en el ojo por Fredy Massad

Los arquitectos se visten de superhéroes contra el apocalipsis climático en la Bienal de Venecia

Pareciera como si los arquitectos hubieran interiorizado que su misión es salvar el planeta

Los arquitectos se visten de superhéroes contra el apocalipsis climático en la Bienal de Venecia
The-Third-Paradise-Perspective. Fotografía: Marco Zorzanello. Cortesía de La Biennale di Venezia)
Fredy Massad el

Observando las últimas ediciones de la Bienal de Arquitectura de Venecia y eventos similares, pareciera como si los arquitectos hubieran decidido abandonar esta para convertirse en una especie de superhéroes activistas cuya misión es salvar el planeta.

Si la inconsistente edición de 2023 estaba supuestamente dedicada a reflexionar sobre África y su diáspora para, en realidad, hablar con vaguedades de los consabidos dogmas del credo woke: “identidad racial”, “colonialismo”, “género”…, la presente edición, bajo el título “Intelligence: Natural. Artificial. Collective”, aborda otro de los imprescindibles del momento: el apocalipsis climático según los dogmas establecidos por la Agenda 2030. Carlo Ratti, su director, que se presenta como arquitecto e ingeniero, profesor del MIT y del Politécnico de Milán, domina hábilmente la retórica y sabe adornar muy bien el batiburrillo de artefactos que van a ocupar el Arsenale durante seis meses y que se han congregado respondiendo a una convocatoria lanzada hace un año y medio desde una especie de firme toma de conciencia de la necesidad de que la arquitectura “tiene que aprender”. “Tiene que aprender a escuchar y a adaptarse” y, para ello, “debe involucrar a todas las formas de inteligencia (natural, artificial y colectiva)”.  Con ese propósito se abrió la primera convocatoria abierta en la historia de la Bienal de Arquitectura de Venecia, surgida a raíz de toda una serie de salones celebrados alrededor del mundo (“pequeñas reuniones espontáneas que suscitaban conservaciones de carácter profundamente local y de perentoria urgencia”). Se recibieron más de 750 propuestas de todo el mundo, y no sólo de arquitectos y diseñadores, también de científicos, artistas, granjeros, ingenieros…

LC-Re-Forming Materials. (Fotografía: Luca Capuano. Cortesía de La Biennale di Venezia)

El discurso de presentación de Pietrangelo Buttafuoco, nuevo presidente de la Bienal de Venecia, deshaciéndose en elogios hacia Ratti, hace augurar lo peor. Con un discurso perfectamente articulado y un tanto sobreactuado, de oratoria envidiable pero completamente hueco, Buttafuoco evoca la imagen de un político sorrentiniano. “Construir el mundo de forma inteligente, escuchando la inteligencia de la tierra. Esto es Intelli/Gens, y es lo que Carlo Ratti está construyendo con su visionaria Exposición. Su título se presenta ya como una reflexión fundacional para el futuro cercano, un objeto de estudio y debate para la comunidad científica y artística y para el público que la visitará. (…) El proyecto y el pensamiento de Carlo Ratti son, de hecho, el futuro. Su visión especial trasciende lo contemporáneo —que es el tiempo del desprendimiento— para hacer de la arquitectura, nuestro refugio desde el amanecer de los tiempos, una capacidad de habitar el mundo.”

Ratti dice que ese tipo de convocatoria completamente abierta que se ha planteado hace de esta edición de la Bienal en una “reacción en cadena”. Pero, más allá de la grandilocuencia de las palabras, la realidad es que también es un formato que le absuelve de la responsabilidad de actuar como curador consciente y le permite adoptar el más cómodo papel de esloganista. Ratti abrió su rueda de prensa mostrando dos fotografías: una de los incendios que asolaron Los Ángeles a comienzos de este año y otra de la terrible riada en Valencia de octubre pasado. Su uso fue meramente sensacionalista, no se valió de ellas para analizar las causas de esas tragedias sino para dar incontestabilidad al discurso que sostiene esta edición: “La Bienal de Arquitectura 2025 se presenta en un momento de cambio global. La crisis climática ya no más una amenaza que nos acecha: ya define nuestro presente. La mitigación ya no basta. La prioridad debe ser la adaptación”, recordando cómo más de 350 firmas – desde científicos a arquitectos, pasando por líderes políticos como Pedro Sánchez-han firmado un manifiesto a favor de la economía circular que apela a la arquitectura a evolucionar al paso de la velocidad con que el mundo está cambiando.

A Robot’s Dream. (Fotografía: Andrea Avezzù)

“Nos comprometemos a crear pabellones y espacios que no sean sólo exposiciones temporales, sino que ofrezcan ejemplos audaces de pensamiento circular y dejen legados duraderos”, es una de las frases que reza ese manifiesto. Posiblemente, el refugio en ese pensamiento hecho de frases motivacionales de ese manifiesto y la propia la Bienal de Ratti quedaba de manifiesto en la elección por parte de este de esta cita del astrónomo Martin John Rees (que bien podría haber lanzado también Greta Thunberg): “Es una arriesgada ilusión creer que el espacio ofrece una vía de escape a los problemas de la Tierra. Debemos resolverlos aquí. Afrontar el cambio climático puede parecer desalentador, pero es sencillo si se lo compara a convertir a Marte en una nueva Tierra. Ningún lugar de nuestro Sistema Solar ofrece un entorno tan benigno como la Antártida, el lecho oceánico o la cima del Everest. No existe un ‘Planet B’ para gente común con aversión al riesgo. Debemos honrar nuestro hogar en la Tierra”.

La instalación que sirve de entrada a la exposición en el Arsenale, “The Third Paradise Perspective” de Fondazione Pistoletto Cittadellarte, parece considerar por lo visto imprescindible recrear para el visitante (como si esta ya no fuese sobradamente conocida por este) la agobiante sensación de calor mezclada con humedad causada por el aire caliente expulsado por aparatos de aire acondicionado para activar su conciencia sobre la gravedad de la situación climática. Tras esta experiencia y el choque con un gran muro, críptica obra de Beatriz Colomina, Roberto Kolter, Patricia Urquiola, Geoffrey West y Mark Wigley, llamada “The Other Side of the Hill”, se despliega un cambalache de propuestas con más tintes de feria escolar de ciencias que de reflexión responsable. Se mezclan en ese cambalache construcciones primitivas; artesanos tallando in situ un friso; la voz de Gabriel García Márquez leyendo un fragmento de Cien años de soledad; construcciones con árboles, humanoides…; la lista completa de participantes célebres y anónimos en la exposición…

The Other Side of the Hill (Fotografía: Andrea Avezzù)

Al salir del recinto nos encontramos al borde de los canales con la propuesta de Norman Foster Foundation junto a Porsche, “Gateway to Venice’s Waterway”. Un embarcadero de bicicletas acuáticas con el que se dice que “se intenta explorar el futuro de la movilidad en Venecia”. Foster adorna el proyecto con estas palabras: “Los sueños se pueden interpretar como aspiraciones que cobran vida a través del diseño. (…) En el plano arquitectónico, se presentó el reto de crear una estructura que no sólo funcionara como centro de transporte, sino que también conectara emocionalmente con sus usuarios. El diseño biomórfico refleja la interacción entre forma, función y sostenibilidad.”

También a la salida del recinto se encuentra la propuesta colectiva realizada por  Diller Scofidio + Renfro, Natural Systems Utilities, SODAI, Aaron Betsky y Davide Oldani, llamada “Canal Cafè Bar”. Una instalación concebida como un laboratorio una barra de cafetería que ofrece café a los visitantes de la Bienal que ganó el León de Oro al Mejor Participante en “Intelligens”. La instalación está diseñada para utilizar sistemas de filtración natural para purificar el agua de los canales de la ciudad y convertirla en café. Sobre este proyecto, bastante lejano de los menesteres del arquitecto, el jurado dijo:”’Canal Café’ demuestra cómo la ciudad de Venecia puede ser un laboratorio para especular sobre cómo vivir en el agua, a la vez que contribuye al espacio público de Venecia. También invita a la especulación futura sobre la laguna y otras lagunas. Representa, además, una importante línea paralela en el trabajo de Diller Scofidio + Renfro desde sus inicios, rica en experimentación transdisciplinar. Reconocemos también la extraordinaria persistencia del proyecto ‘Canal Café’, que comenzó hace casi 20 años. Es un ejemplo de que la Bienal puede ser un proyecto de larga duración e ir mucho más allá del evento”. Un proyecto, podría decirse, bastante alejado de los menesteres del arquitecto.

Canal Cafè Bar. (Fotografía: Marco Zorzanello)

Ratti y los participantes en esta exposición están más empeñados en jugar a ser salvadores del planeta que en pensar en serio y con seriedad, confirmando así nuevamente la distancia de este tipo de eventos con la arquitectura real y las realidades de su práctica y, cómo, desprovistos de cualquier sentido de responsabilidad crítica, han encauzado su frivolidad intelectual en alinearse con los activismos orquestados por los poderes ideológicos de la izquierda contemporánea.

Domino 3.0 Generated Living Structure. (Fotografía: Marco Zorzanello)

El pabellón de España, a pesar de sus destacables virtudes, padece también de este mal. El de acatar un discurso, o más bien la formulación de un discurso, que, aunque necesario, ha ido revistiéndose insoportablemente de sectarismo. Pareciese que el gobierno de Pedro Sánchez (negligente para afrontar la problemática de la vivienda en España) ha decidido establecer como su “arquitectura oficial” aquella vinculada o vinculable al puritanismo ecologista. Por ello, da la impresión de que la función de los comisarios pudiera haberse reducido meramente a la de ser diseñadores de una exposición al dictado de la agenda gubernamental.

“Internalities”. (Fotografía: Luis Díaz Díaz)

La puesta en escena de la exposición “Internatilies: Arquitectura para el equilibro territorial” es atractiva y es muy de agradecer que, tras una sucesión de erráticas propuestas, se hable con claridad de edificios y arquitectura, pese a las perogrulladas y adanismos que estropean la propuesta conceptual. (“Cada vez que construimos un espacio, deconstruimos otro en algún lugar. Edificio y territorio están, por tanto, íntimamente conectados a través de un vínculo material”). La instalación “Balance”, presentada en la sala central, presenta proyectos de arquitectura y paisaje de dieciséis estudios nacionales. Las salas perimetrales investigan cinco ejes de la “internalidad” bajo los títulos “Materiales”, “Energía”, “Oficios”, “Residuos” y “Emisiones”.

“Internalities”. (Fotografía: Luis Díaz Díaz)

Cabe recalcar de nuevo que el problema que plantea esta exposición no son las obras escogidas, sino el relato político que quiere formularse mediante estas. Para que esto se entienda es necesario hacer memoria y recordar que en 2006 otro gobierno socialista encumbraba y exaltaba en el MoMA de Nueva York la arquitectura del despilfarro y los arquitectos-estrella, de la cual renegarían un par de años después tanto arquitectos como críticos. Esta parece ser ahora la arquitectura a encumbrar y exaltar por seguir la corriente, no por convicción alguna.

La reflexión fundamental que queda es que sería vital que los comisarios escogidos pudieran disponer de libertad para analizar temas lejos de la sombra de las directrices o gustos gubernamentales, sean del color político que sean, y también de las vaguedades impuestas por las modas. Las propuestas comisariales podrían disponer así de una independencia cada vez más urgentemente necesaria, si es que se quiere que el pensamiento sirva para algo.

(Fotografía: Andrea Avezzù. Cortesía de La Biennale di Venezia)

Se recorre esta edición de la Bienal constatando otra vez cómo aquella figura que antaño existía para analizar y reflexionar bajo el nombre de crítico ha ido mutando, al abrigo de este tipo de encuentros, en otro tipo de entidad. Si la era de la arquitectura-estrella lo transformó en una especie de community manager al servicio de aquel sistema, las reglas del presente lo han hecho volver a mutar, esta vez en activista. En ninguno de estos dos avatares hay o ha habido el menor resquicio de autonomía intelectual.

(Versión ampliada del artículo publicado en ABC el 13 de mayo de 2025.)

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