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Blogs La viga en el ojo por Fredy Massad

El show debe continuar

Un primer apunte sobre "Countryside, The Future", comisariada por Rem Koolhaas en el museo Guggenheim de Nueva York

El show debe continuar
Fredy Massad el

Son momentos de pensamiento débil, de una cultura que se empobrece por el triunfo absoluto de la ignorancia y la falta de reflexión crítica. Éstas son épocas de vacas gordas para el conformismo. En este contexto, el absoluto gran gurú ofició su misa en una de las grandes catedrales de la arquitectura y allí ha dejado la que es su nueva revelación. Seguramente se encontrará ante una feligresía dócil, absolutamente fácil de complacer. Creyentes a ultranza en su dogma. Un dogma maleable y cambiable al antojo del gurú, aunque en realidad éste carezca de la fina picardía del buen tramposo. En el fondo, Koolhaas es demasiado calvinista para eso.

Los no creyentes (pocos) ven a ese santón como una pobre alma con escaso carisma, como un tipo gris que proclamó el miércoles en el Guggenheim de Nueva York la buena nueva. Reveló su nueva epifanía particular, una que vivió hace unos diez años durante una estancia en un valle suizo. Allí, obnubilado, vio lo que la mayoría ya sabemos pero que él, un adanista en estado puro, un hombre fuera de la realidad, aún no había hecho: lo poco que se ha reflexionado sobre el mundo rural frente a la ingente cantidad de publicaciones escritas sobre la ciudad.

Koolhaas, junto a un equipo formado por una veintena de fieles apóstoles venidos de todas las latitudes, se propuso investigar el fenómeno de lo rural. Lo ha hecho a base de todos los clichés habidos y por haber, y ha terminado plasmando esta investigación en una exposición popurrí con escaso rigor intelectual y científico, y (esto es casi peor) sin ningún tipo de valor artístico tampoco, mezclando en ella a Hitler con el permafrost, con los cultivos hidropónicos, con Stalin…

El que fue para muchos el enfant terrible de la arquitectura de fines del siglo pasado quiere seguir jugando a provocar pero, como siempre, sin arriesgar. Sobre seguro. Siempre dentro de una falsa provocación.

Nunca arriesga en temas cruciales. Como, por ejemplo, cuando habla de la modernización de África (África entendida desde una visión eurocéntrica y neocolonialista, un continente comprendido como un ente homogéneo) no menciona que gran parte de las infraestructuras modernizadoras se encuentran en manos del gobierno chino, con una política totalmente orientada a lo extractivo y sin el menor interés por el progreso de los países del continente.

Uno podría pensar que ésta sea quizá su despedida, y que la lleva a cabo copiándose a sí mismo en una exposición que tiene un regusto a rancio, con resabios de Content, acerca de esta nueva obsesión suya por lo rural. Pero, verdaderamente, si uno echa una mirada atrás desde una posición agnóstica respecto al credo koolhaasiano lo que termina de confirmar es que Rem es un pensador muy básico (no tiene ni una sola pizca del cinismo que tantas veces se le atribuye). Que detrás de su pose adusta hay un personaje simplón que sabe explotar unas ideas prestadas. Que es un falso intelectual, que es un oportunista que sólo trabaja para sus creyentes (muchos), los cuales siguen viéndolo vestido con ropajes de intelectual cuando, en realidad, se pasea totalmente desnudo de ideas.

El tractor en la puerta del museo de Wright, cual feria agraria de provincias, hacía presagiar lo peor. Esos malos augurios se cumplieron con creces una vez dentro de la exposición, que permanecerá abierta hasta el mes de agosto. Tiempo suficiente para que el visitante pueda comprobar que las sinergias de la arquitectura necesitan un recambio. Tras años de espectáculos y especulaciones se hace necesario volver a pensar la arquitectura desde una visión verdaderamente social y política.

Countryside, The Future es seguramente el último show de un prestidigitador al que cada vez se le adivinan más las trampas de sus trucos.

 

Countryside, The Future. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York. Del 20 de febrero al 14 de agosto de 2020.

Crítica
Fredy Massad el

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