Hay directores con los que conectas más, o antes, no sé, como si hablaran exactamente a la altura de tu oreja. Sin entrar en los clásicos, a mí me pasaba un poco con Peter Weir, y un mucho con Alexander Payner. Bueno, pues también me ocurre con Cesc Gay, cuyo cine siempre me ofrece algo que no sé rechazar. Y no me enrollo mucho, porque lo que quiero decir es que “Truman” me gusta ya de entrada por ser de este director, pero es que luego, una vez dentro, me alegro mucho de estar viéndola, a pesar de que la historia que cuenta es para no ir recomendándola así alegremente. Ya he escrito un par de ves sobre ella, aunque hay algo que escribí durante el Festival de San Sebastián que me pareció muy acertado…, intentaba alabar a Ricardo Darín y escribí esto:
Lo de Darín con sus personajes es como lo de la magdalena en el vaso de leche, y en ese proceso de «darinización» de ese actor de verso, hombre prosaico, ex marido, padre de repente, amigo exigentísimo y entregadísimo, muerto inminente, Ricardo Darín es el espectáculo en sí mismo en el despliegue de verbo, de gesto, carisma, humor, sarcasmo, emoción. Sí, Ricardo Darín es la magdalena, pero su personaje es la leche.
Y ahora enlazo con la crítica que se publica hoy de TRUMAN
Hay demasiados estrenos este fin de semana, aunque yo sólo he podido ver otros dos, “El Becario”, una comedia agradable de esas que a mí no me molestan pero siempre hay alguien al lado al que le ponen de los nervios, y “The propaganda game”, un documental sobre Corea del Norte que también recomiendo.
Y creo que merecen la pena “La verdad”, “Educación siberiana”, “Little boy”, “3 corazones” y “El cadáver de Ana Fritz”.
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