El pitillo es al cine negro lo que el ‘tip-tap’ al musical americano o una erección al cine porno. Es su esencia, y nadie podrá hacer ya una película de cine negro con clima y densidad mientras que sus personajes lleven escondido bajo la manga un parche antitabaco. ¿Acaso se hará interesante un detective cuyo ala del sombreo no apeste a tabaquina fría y a horas de timba en soledad?… Entiendo que no dejen fumar en los hospitales, pero ya es tarde para prohibirlo en los tanatorios. No tengo ningún guión escrito sobre una historia negra, pero si lo tuviera, tendría que tirarlo; o picarlo bien y fumármelo: ¿a quién va a ocurrírsele situar un asunto turbio en una barra de no fumadores o en un restorán macrobiótico. No critico esas posturas (cualquier postura es buena, siempre y cuando no se pretenda grabar en vídeo
), pero no creo que beneficien al cine, ni negro ni blanco. Ver a Mitchum fumarse un pitillo contiene más arte que un ala entera del Guggenheim, y Bogart, Sinatra, Montand… Dios Santo. ¡Qué dejen de fumar, pero sólo en las películas de época! Yo no fumo, pero tampoco me bato a duelo, ni galopo por las praderas, ni canto ni bailo, ni robo ni persigo ladrones… Son cosas del cine, y ahí están bien.