Oti Marchante el 20 ene, 2010 Las reflexiones vitales y artísticas de un director de cine con demasiado éxito con las mujeres dan para mucho: una película que ya es imposible bajar de los altares, a pesar de que ella misma se calificaba por debajo del sobresaliente; una obra de teatro musical con medio punto más que se lo puso de sutura Antonio Banderas, y una película musical basada en esa obra y con el mismo título “Nine”. La película de Rob Marshall es oscurísima, especialmente de fondo, y ello se debe no a la música, tampoco a la letra (nada hay nuevo en ella, ni el vacío del artista ni sus reflexiones sobre el arte), sino a la presencia de ese actor sombrío que es Daniel Day-Lewis, que es quien aglutina y le da sentido y tono a todo el entramado. Penélope Cruz tiene un par de escenas de lucimiento y gracia (o.., y gracias), y Sophia Loren y Nicole Kidman crean ambiente. Es Marion Cotillard la que tiene algo de relieve dramático en el argumento. Tal vez la gracia consista en que Rob Marshall aparenta ser más reflexivo y profundo que Fellini…, más o menos en la proporción que Daniel Day-Lewis lo es con respecto a Mastroianni. Como no reviento nada al decirlo, añadiré que lo mejor de la película es la última escena, cuando el niño se sienta en las rodillas del director y ambos suben con la cámara hasta por encima de la escena. Yo no tengo ni idea de lo que es ser un artista, pero me parece un buen modo de expresarlo en una imagen… Otros temas Comentarios Oti Marchante el 20 ene, 2010