Cuenta atrás para la Exposición Universal de Shanghai, que abre sus puertas al público este sábado 1 de mayo. Como aperitivo, el viernes por la noche tendrá lugar una gala de inauguración que las autoridades chinas han envuelto en el mayor de los secretismos, pero en la que destacará una traca de fuegos artificiales que promete ser espectacular.
El impresionante pabellón de China es uno de los mayores en la Expo de Shanghai
En plena crisis, y sólo dos años después de los Juegos Olímpicos de Pekín, China volverá a lucirse ante el mundo con la mayor Expo de la Historia: 190 países participantes (42 con pabellón propio), 50 organizaciones internacionales, un recinto de 520 hectáreas de superficie (20 veces la extensión de Zaragoza 2008), 20.000 actos programados (una media de 100 al día) y una previsión de 70 millones de visitas hasta que concluya el próximo 31 de octubre.
Bajo el lema “Mejor ciudad, mejor vida”, serán 184 días intensos en los que la Expo tratará de responder a los retos que tienen ante sí las grandes megalópolis del siglo XXI. Un tema especialmente apropiado para Shanghai, la ciudad más moderna y cosmopolita de China con casi 20 millones de habitantes y 4.000 futuristas rascacielos que parecen sacados de la película de ciencia-ficción “Blade Runner”. Y un asunto de vital trascendencia para un país en vías de desarrollo como China, que ha vivido la mayor transformación económica y social de su Historia desde que se abriera al capitalismo hace ya tres décadas.
Aunque el gigante asiático es la tercera economía del planeta en términos brutos y una superpotencia emergente, su progreso ha sido asim
étrico y esconde graves desigualdades entre ricos y pobres, entre las ciudades y el campo y entre la industrializada costa y el interior rural. En este país de grandes contrastes, el lujo más obscenamente ostentoso convive con una pobreza propia del Tercer Mundo, que pocos visitantes de la Expo podrán ver. A menos, claro, que se tomen la molestia de viajar no ya a las provincias de Gansu o Qinghai, a más de 3.000 kilómetros de distancia, sino a las afueras de Shanghai en un sencillo viaje en tren.