Quizá este sea uno de los posts más complicados de escribir para mí. La relevancia del personaje así lo marca. Sobre el “Rey de la música country” hay documentales, películas y varias biografías escritas por familiares, amigos y periodistas. También el propio cantante escribió dos autobiografías: “The Man In Black: su propia historia en sus propias palabras” (1975) y “Cash: La autobiografía” (1997), siendo más recomendable la segunda que la primera, pero esto es pura opinión personal. Aunque la mejor manera de entender al artista es a través de su música. Dicho esto, hablemos sobre él.
Johnny Cash era un rebelde ligado a una causa. Era una persona a la cual le gustaba escuchar. Algo no muy característico de quienes padecen esa rebeldía, aunque cierto es, que en algún momento de su vida no escuchó lo suficiente. Se convirtió en el altavoz de sus compatriotas, y se posicionó siempre del lado de los más débiles, a quienes la sociedad les había dado la espalda. En este cupo de gente tuvieron cabida los presos, los jóvenes que partían hacia la guerra, los ancianos abandonados o los indios americanos que vivían en aisladas reservas. Para todos ellos Cash tenía algo que reivindicar.
Nunca se metió en política, ni se posicionó en una ideología. Era un hombre libre, aunque muy bien informado. Su respeto hacia las personas hizo que se interesase hasta por el más insignificante problema, en cualquier tierra a la que viajase. Sus interminables giras musicales hicieron que conociese a fondo el terreno de su país y los problemas de su pueblo. Así fue como se convirtió en un referente del patriotismo. Los Estados Unidos de América por encima de cualquiera, pese a que algunos políticos intentasen utilizarle, dado que arrastraba millones de votos detrás. Él nunca se dejó, y buena prueba de ello se puede ver en el documental “Nixon&The Man In Black”. Ahora bien, la forma que tenía Cash de hablar a su gente era mediante su música. Como tarjeta de presentación podría poner alguno de sus temas clásicos: “I Walk The Line”, “Ring of Fire”, “Hurt” o “God’s gonna cut you down”, los cuales cualquiera de vosotros podéis escuchar en discos, Youtube o Spotify. Os recomiendo que lo hagáis si no lo habéis hecho. Hoy, me apetece ir un poco más allá. Ya habrá tiempo de hablar sobre esas míticas canciones y sus orígenes en otras ediciones especiales.
Comencemos a escuchar música con uno de sus temas más reivindicativos. Nos vamos hasta 1971 cuando de repente, durante el transcurso de una actuación, Cash toca una canción llamada “Man In Black“. En ella, y bajo el asombro del público, narra por qué siempre viste de negro (de ahí su apodo “The Man in Black”), y da respuesta a los que durante más de una década se preguntaban el por qué del uso en público de ese color tan oscuro y tenebroso. Otro día os cuento,canción aparte, qué es lo que Cash comenta en su autobiografía sobre este color. Lo que no da lugar a dudas, es que este tema, se trata de una de sus mejores composiciones.
Te preguntas por qué siempre visto de negro
Por qué nunca ves colores vivos sobre mi espalda
Y por qué mi apariencia tiene un tono tan sombrío
Pues bien, hay una razón para las cosas que llevo
Llevo el negro por los pobres y apaleados
Que viven en el lado hambriento y desesperado de la ciudad
Lo llevo por el prisionero que hace mucho que pagó por sus crímenes
Pero sigue encerrado porque es una víctima de su tiempo
Llevo el negro por los que nunca han leído
O escuchado las palabras de Jesús
Sobre la senda a la felicidad mediante el amor y la caridad
Te hace pensar que nos habla directamente a ti y a mí
No nos va nada mal, supongo
Con nuestros coches veloces y ropas caras
Pero sólo para recordar a los oprimidos
Bajo los focos debería haber un hombre de negro
Lo llevo por los ancianos enfermos y solitarios
Por los imprudentes a quien una mala dosis los dejó secos
Llevo el negro en luto por las vidas que podrían haber sido
Cada semana perdemos a cien buenos jóvenes
Y lo llevo por los miles que han muerto
Creyendo que Dios estaba de su lado
Lo llevo por otros cien que han muerto
Creyendo que nosotros estábamos de su lado
Hay cosas que nunca estarán bien, lo sé
Y hacen falta cambios vayas donde vayas
Pero hasta que empecemos a movernos, y arreglar las cosas
Nunca me verás con un traje burdeos
Ah, me encantaría llevar un arcoiris cada día
Y decirle al mundo que todo va bien
Pero intentaré llevar un poco de oscuridad a mis espaldas
Hasta que las cosas mejoren, seré el Hombre De Negro
“Man in Black”, Johnny Cash, 1971.
Para entender a Johnny Cash hay que conocer su infancia. Con 6 hermanos e hijo de una familia de agricultores de Arkansas, que se acogieron a los planes del gobierno del “New Deal” a mediados de la década de los años 30, vivió hasta su marcha a las fuerzas armadas en la Colonia de Dyess. Allí había cientos de familias a quienes el ejecutivo de Roosevelt ubicó en viviendas construidas por el estado, junto con amplios terrenos, para salvar a ciudadanos del país de la crisis desatada en 1929.
La infancia en la vida de Johnny Cash es una etapa muy importante principalmente por dos factores: el primero es su pasión por los programas radiofónicos musicales como el Grand Ole Opry de la emisora de Nashville, a lo que habría que juntar las canciones de góspel que escuchaba cantar a su madre en los campos de algodón y la herencia de una voz prodigiosa que se llevó de su abuelo materno. El segundo factor fue más trágico y forjó su carácter. Con 12 años sufrió la muerte de su hermano mayor Jack mientras serraba unas maderas, y el sentimiento de culpa e inutilidad que le remarcaba su padre cada vez que tenía ocasión, dio lugar a una personalidad con altibajos emocionales. De la muerte de Jack nunca se recuperó, e incluso durante los primeros años le costó tener relación con sus compañeros de la escuela. Era un pilar muy importante; fue su referente, su confidente y su mejor amigo. En su autobiografía cuenta que en las decisiones que tomó a lo largo de su vida, siempre se paraba a pensar: “¿Qué hubiera hecho Jack en este momento?”. En el año 2004, cuando Cash ya había fallecido, se publicó un álbum a título póstumo, grabado entre las décadas de los 60 y 70, que reunía una serie de Himnos de Góspel que son una delicia. Todo un repertorio de clásicas canciones espirituales cristianas. No hace falta ser religioso para admirar esta maravilla musical. El álbum se llama “My Mother’s Hymms Book” e incluye temas tan conocidos en la cultura estadounidense como el mítico “I’ll Fly Away”, una canción a la que Cash tenía especial estima. Sonó en el funeral de Jack, y siempre le ha acompañado. Si buscáis la rama más góspel de Johnny Cash, esto es lo que encontraréis.
Volaré lejos, oh gloria;
Volaré lejos cuando me muera;
¡Aleluya!, poco a poco;
Voy a volar lejos.
Sólo unos cuantos cansados días más;
y luego,volaré lejos;
A un hogar donde la alegría nunca terminará;
Volaré lejos.
Volaré lejos, oh gloria;
Volaré lejos cuando me muera;
¡Aleluya!, poco a poco;
Volaré lejos.
“I’ll Fly Away”, Johnny Cash
Durante su etapa en las fuerzas armadas trabajó como operador de radio en Alemania. Era uno de los mejores ya que poseía un oído alejado de lo cotidiano. Volvió a Estados Unidos, se casó, y se asentó en Memphis (Tennessee) junto a su esposa Vivian Liberto. Allí trabajaba como vendedor y aprovechaba para juntarse con un par de mecánicos que le había presentado su hermano, para tocar algunos acordes. Posteriormente formaron el grupo “Johnny Cash y los dos de Tennessee”. Luther Perkins y Marshall Grant fueron sus primeros escuderos. Tocaban por las iglesias o en algunas fiestas de cumpleaños, y se dedicaban a cantar clásicas canciones de Góspel de Jimmie Davis y otros artistas del momento. Inventaron el ritmo “Boom-chicka-boom”, que fue tan característico durante toda su carrera. En 1955 Johnny Cash firma por el sello “Sun Records” de Sam Phillips y arranca su carrera musical. Lo estuvo intentando durante un tiempo hasta que consiguió ese contrato. Sus primeros años en la industria musical fueron realizando interminables giras por el país junto a Elvis Presley, Carl Perkins y Jerry Lee Lewis. Largos periodos de tiempo fuera del hogar donde el alcohol, las anfetaminas y las infidelidades acabaron por destrozar su matrimonio y aislarle de sus cuatro hijas. Su carta de presentación musical al mundo fueron sus dos primeros temas: “Hey Porter” y “Cry, Cry,Cry”.
Todo el mundo sabe a dónde vas, cuando se pone el sol.
Creo que vives tan sólo para ver las luces de la ciudad.
Gasté todo mi tiempo intentándolo una y otra vez.
Porque cuando las luces pierdan su brillo, llorarás, y llorarás.
Pronto, tus dulces padres se habrán ido.
Te levantarás un día frío, y te darás cuenta de que estás sola.
Me llamarás, pero tan sólo te diré adiós, adiós.
Cuando me de la vuelta y me vaya, llorarás.
Vas a llorar, y lo harás sola.
Cuando hayas olvidado a todo el mundo,
y estés abandonada a tu suerte,
llorarás, llorarás.
“Cry, Cry, Cry” Johnny Cash, 1955.
Aunque este fue el comienzo de su carrera profesional, hay que decir que él empieza a tocar instrumentos y componer durante su etapa en Landsberg (Alemania). Allí se compró su primera guitarra, y formó su primer grupo junto a unos cuantos militares llamados los “Landsberg Barvarians”. También empezó a componer temas que, posteriormente, han sido historia de la música country. Uno de ellos fue “Folsom Prison Blues”, el cual compuso inspirándose en la proyección de un documental basado en los reos que vivían en la prisión californiana de Folsom, y con una melodía muy similar al tema “Crescent City Blues” de Beverly Mahr. En esta canción Cash se pone en la piel de un preso que quiere abandonar la prisión y escucha como el tren pasa cada día por las vías de al lado. Posteriormente introduce un verso en el cual dice “Maté a un hombre en reno, solamente para verle morir”, donde como él mismo cuenta que, para escribirlo, se pone en la peor acción que puede realizar un ser humano. Esta canción la interpretó desde sus inicios, pero fue en el año 1968 cuando copó las listas de éxito tras la grabación en directo del álbum “Johnny Cash at Folsom Prison”. Un volumen que se puso en el top de ventas y que supuso un punto de inflexión en la carrera musical del artista. El renacer de un hombre que dejó de lado las drogas, las infidelidades y el alcohol, para demostrarle a los dubitativos sellos discográficos y a la persona que había estado junto a él durante la última década, que Johnny Cash había vuelto. Esa persona no era otra, que la cantante de country, June Carter.
Oigo el tren viniendo
está doblando en la curva
y no he visto el brillo del sol desde no se cuando,
estoy anclado en la prisión de Folsom, y el tiempo sigue prolongándose
pero ese tren sigue rodando camino a San Antonio
Cuando yo era solo un bebé mi mamá me dijo. Hijo,
siempre se un buen chico, nunca juegues con armas.
Pero le disparé a un hombre en Reno solo para mirarlo morir
ahora cada vez que escucho ese silbido cuelgo mi cabeza y grito
“Folsom Prison Blues”, Johnny Cash, 1968.
Hablar de una figura como Johnny Cash no es fácil ya que está en cuatro salones de la fama diferentes: Country, Rock and Roll, Rockabilly y el de los Compositores de Nashville. Un artista que ha vendido más de 90 millones de discos y que ha superado el millar de canciones grabadas. Es aún el artista americano con más álbumes de estudio en activo tras su muerte. Echando cuentas a mí me salen 135 discos grabados a lo largo de su carrera, pero me da la sensación de que hay algunos más. Se sumergió en la corriente promovida por Waylon Jennings en 1972 llamada “Outlaw”, es decir, esos cantantes que se contraponen a los cánones que la industria del country de Nashville, más conocido como “Sonido Nashville” , quieren instaurar desde principios de los 60. De hecho durante la década de los 80 y principio de los 90, cuando más bajo está su momento de fama, se sumerge en un proyecto junto esos músicos que van fuera de la ley, como Willie Nelson, Waylon Jennings y Kris Kristofferson, donde bajo el nombre de “The Highwaymen” publican tres discos con canciones suyas que jamás vieron la luz y otras tantas composiciones. Son cuatro voces de cuatro maestros. Esta es mi favorita. “Live Forever” de 1995.
Sus últimos años hay que agradecérselos en gran parte a Rick Rubin, el productor musical que consiguió sacar lo mejor de él. Cash venía de unos años en los que no encontraba la fórmula para renovarse. Se debatía entre ser el mero producto de anuncio de televisión, o el artista olvidado por la industria. Se retiró a su casa de Jamaica, pero nunca dejó de cumplir con su cita encima de los escenarios. Entre tanto escribió dos autobiografías y una novela llamada “El hombre de Blanco” inspirándose en el personaje bíblico de San Pablo. Las veces que había logrado salir del pozo a lo largo de su vida hicieron que se viese reflejado en él.
Y así hasta que a principios de los años 90 un productor musical anclado en ritmos modernos y el Rap decide ofrecerle a Cash ser su nuevo conejillo de Indias. Rubin quería sacar lo mejor de una persona, algo oxidada, pero con un talento innato. La serie de álbumes catalogados como “American Recordings” son algo sublime dentro de la historia de la música. Aquí tienen cabida versiones de temas clásicos como “One”, “Personal Jesus”, “Streets of Laredo”, “You Are My Sunshine” o “Hurt” entre otros. Muchas de ellas mejores que las que en su día hicieron los propios autores. Para muchos estos son los mejores años del cantante. Me voy a quedar con un tema muy especial, el “Solitary Man“.
No sé que lo haré, pero hasta que pueda encontrarme ,
Una chica se quedará, y no jugará a juegos detrás de mí.
Así que seré lo que soy, un hombre solitario
El hombre solitario
“Solitary Man”, Johnny Cash, 2000
Por último y no por ello menos importante, en la vida de Cash tienen mucha importancia los duetos que hace con su mujer, June Carter. Para Cash, June lo era todo. Su apoyo, su amiga, su amante y su compañera de escenario. Todo ello hasta que, tras una larga aventura como amantes, finalmente se casaron en 1968; y tuvieron su único hijo en común dos años después, John Carter Cash. Podemos encontrar grabaciones juntos de “It Ain’t Me Babe”, “Jackson”, “Darlin’ Companion” o “Time’s a Wastin” entre muchas otras. Todas ellas verdaderamente buenas, y con una complicidad entre los artistas difícil de apreciar en otros duetos. Ahora bien, tengo que quedarme con una, y lo voy a hacer con “If I Were A Carpenter“. Un tema muy especial dentro de la música country.
Si yo fuera un carpintero,
Y tú fueras la dama,
¿Te casarías conmigo de todos modos?
¿Tendrías un bebé conmigo?
“If I Were A Carpenter”, Johnny Cash&June Carter,
Podría tirarme horas y horas hablando sobre Johnny Cash. Rellenar folios y folios, y construir un ensayo que quizá en algún momento de mi vida me plantee. Eso sí, prometo que en otras publicaciones iré desgranando algunos de los pasajes de su vida que conozco y no han tenido cabida en esta edición. Una recomendación: Para quien no conozca al artista, sea perezoso a la hora de leer biografías, o no haya escuchado su música… le recomiendo ver la película “Walk The Line” o “En La Cuerda Floja” (en castellano), que protagonizan Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon. Narra los primeros 36 años de vida del cantante y te sumerge en esa historia de pasión que dos cantantes de country llevan a espaldas de sus matrimonios. Contiene muchas de sus canciones clásicas y se acerca a lo que fue el personaje. En definitiva, una vida llena de excesos y pasión, pero con un sentido de búsqueda personal e interés por el prójimo que hizo de Johnny Cash un estandarte para su pueblo. En cambio otros dicen que fue, un simple rebelde.
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