Las distancias de sentimientos son tan grandes que la batalla de estrategias mediáticas se está comiendo todo. Florentino Pérez le dijo muy en serio a Ramos hace mes y medio que la última oferta eran dos años de contratos, aunque tenga 35 año en marzo, y un diez por ciento menos de salario. El capitán respondió que su rendimiento merecía un aumento de sueldo, que se le reconociera su juego en esos años, aunque después sus emolumentos quedarán igual que hoy, 12 millones netos, al rebajarle el 10 por ciento de sus ganancias. Pero pedía ese aumento primero y la reducción económica después.
Hoy, no hay acuerdo y el Real Madrid considera que su oferta ya ha caducado y que Ramos se irá, pues no ha contestado a la propuesta, que era definitiva. La familia Ramos responde que no ha elegido marcharse, que no ha negociado con ningún club y que cree que la negociación sigue abierta.
Cuidado, que puede ser tarde para Ramos. Esta situación no es la de 2015, con 29 años y media carrera por delante. El capitán estaba acostumbrado a negociaciones larguísimas y acuerdo final después de mil batallas. Ahora, la pandemia ha cortado por lo sano. Hay que reducir salarios, gastos y esto es lo que hay.
Ramos dijo a Florentino Pérez en Elche que tenía ofertas del PSG y de otros equipos. El presidente le dijo que no le constaba la propuesta del PSG, club con el que tiene contacto periódico. Es indudable que si el sevillano no renueva tendrá otros equipos interesados. Pero su deseo es acabar su trayectoria profesional en el Real Madrid, su familia desecha irse a Arabia o a China y la realidad actual es que está más fuera que dentro de la casa.
Tanto ha tirado de la cuerda Ramos, y está en todo su derecho a hacerlo porque piensa que se merece más dinero, que la cuerda se ha roto y atarla de nuevo es complicado. Hoy, el andaluz está más fuera que dentro. Solo un golpe de mano muy rápido puede cambiar el destino. Y sería muy sorprendente.
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