Tomás González-Martín el 16 mar, 2016 Los aficionados madridistas se quejan ante el club ante la falta de entrega y espíritu de lucha de diversos futbolistas del equipo. El ADN del Real Madrid, consolidado mundialmente por la llegada de Di Stéfano en 1953 y su exigencia para ser los mejores del planeta, expresa que se puede ganar o perder, pero nunca se dejará de pelear por la victoria. Alfredo exigía a sus compañeros el máximo esfuerzo porque así se conseguirían imposibles como los que aquel Real Madrid hizo posibles: cinco Copas de Europa consecutivas y el estreno de una leyenda inmortal. Di Stefano echaba la bronca, justificada, a sus compañeros y sin embargo amigos, porque él era el que más corría. Lo reconocían Marquitos, Pachín, Santamaría, Miguel Muñoz, Gento, Joseíto, Kopa. Los Atienza. Todos. Alfredo decía que si todos hacían lo máximo podrían remontar marcadores adversos y lograr todos los éxitos, dada la calidad del conjunto. Así sucedió. Ahora, la afición que vio muchos de aquellos triunfos y los que vinieron después, en los años sesenta, en la final de 1966, en los años de la quinta del Buitre, en 1998, en el año 2000, en el 2002 y finalmente en 2014, se sienten decepcionados ante el aburguesamiento de este Real Madrid actual, donde corren unos cuantos (Lucas, Casemiro, Kroos, Pepe, Carvajal, Danilo) y los demás parecen paseantes de corte. Keylor ha salvado al Real Madrid en demasiados partidos. Esto no puede seguir así. Un análisis pausado de la situación expresa que James es una figura en Colombia y juega en el Real Madrid como figura. Que lo mismo sucede con Bale y Gales. No pelean a tope por robar balones. Para eso están otros. Cristiano espera en punta sus ocasiones. El caso es que tres o cuatro futbolistas de los once no ayudan a roba balones. Es un gran error. Un equipo debe defender en grupo o perderá ante los grandes rivales. La falta de espíritu de un sector del equipo ha enfadado a los seguidores. No hay amor propio. Están demasiado bien pagados durante muchos años y se aburguesan con faenitas de aliño. Parece que la Champions de 2014, el Mundial de Clubes, la Copa de Bale en Mestalla y la Supercopa de Europa dejó satisfechos a muchos futbolistas para mucho tiempo y entraron después en una relajación mental muy peligrosa. Cristiano lo ha dicho claramente. Falta ambición de títulos en este equipo. Lo subraya un veterano. No es buen síntoma, porque la mayoría de los jugadores son jóvenes que deberían tener ganas de levantar trofeos. El informe de la dirección deportiva de la entidad expone que desde enero de 2015, tras aquellos cuatro títulos de 2014, la plantilla entró en un descenso constante de rendimiento que persiste hoy. Benítez vino a cortar ese hundimiento y no pudo. Los jugadores no le dejaron y le echaron ,en desacuerdo con su trato y sus sistemas defensivos. Ha llegado Zidane y se ha encontrado con esa carencia de energía para luchar que le ha dejado muy preocupado. No hay estirpe de ganadores. No hay voluntad de máxima entrega. No hay nervio. No hay carácter. No hay poder de reacción. En Las Palmas se ofreció una imagen patética. El peor partido del Real Madrid en treinta años. El club prepara una revolución que será importante. Debe cambiar el ambiente de aburguesamiento que se ha instalado en el plantel. Habrá cinco o seis bajas y se ficharán y vendrán hombres que aporten esa necesidad de victoria que ahora no se calibra en la plantilla. El Madrid debe recuperar su identidad como equipo de triunfo a partir de la calidad y de una lucha constante. Sus dirigentes ya trabajan en ello. No pueden permitir que el equipo continúe así, devorando entrenadores. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 16 mar, 2016
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