Los jugadores apoyaban a Carlo Ancelotti porque sabían que poseía la razón. El entrenador no tenía la culpa del mal funcionamiento del equipo frente al Granada, el Villarreal, el Elche y el Levante. Tres de esos partidos se ganaron con sufrimiento. Uno se empató, en El Madrigal. Y en ninguno se hizo buen fútbol. La causa era la falta de poderío físico para aplicar en el césped lo que el técnico exigía. El italiano rogaba presión desde el área enemiga para robar el balón en campo del rival y atosigarle sin descanso. “Carletto” solicitaba ese duro trabajo para no tener que inventar la jugada desde atrás, porque la pelota se obtenía en la línea de medios del adversario y medio ataque ya estaba cubierto. Ese sistema se puede ejecutar con una gran resistencia física. Y el equipo no estaba preparado todavía para hacerlo. El Málaga pagó los primeros platos rotos de la explosión física del Madrid. El 4-3-3 presionante ahogó al conjunto de Schuster. Porque Morata corría como una bala para impedir que los centrales sacaran el balón. Porque Di María no dejaba respirar al lateral izquierdo blanquiazul. Porque Cristiano eras una preocupación para el defensa derecho malaguista. Porque Illarra y Khedira mordían a los medios centros del cuadro andaluz. Carvajal y Marcelo, además, eran dos extremos que destrozaban al adversario. Ese es el Madrid que desea el nuevo preparador. Y comenzó a rendir en la jornada novena.
Le cuestionaban a Ancelotti el cambio experimentado en el juego de sus hombres. Y lo argumentó con sencillez de palabras, sin romanticismos: “Hemos presionado al rival y no ha podido atacarnos, ni intentar marcarnos ese primer gol en contra que hemos sufrido tantas veces”. El “allenatore” no decía que su Real Madrid realizó buen fútbol por su calidad innata, sino por esa táctica de recuperar la pelota rápidamente, que hace que un equipo se lo crea y adquiera confianza al poseer el esférico constantemente. Es tan fácil de explicar como difícil de hacer. Todos los hombres han de estar muy bien preparados físicamente para que el esquema salga bien. Es la estrategia que se ejecutará en el clásico, el día 26.
El sistema 4-3-3 es el ideal para imponer ese esquema, pues tapa todos los flancos de salida del oponente. Es la estrategia que el Milán hizo triunfar en Europa con Ancelotti como medio centro director, en los años ochenta. El Madrid lo pagó en sus carnes en aquella época. Era el fútbol total que Sacchi paseó por el continente, con Carlo como comandante en jefe en el césped. Ahora, el italiano anhela aplicar esa idea en este Real Madrid. La historia se repite. El Madrid espera que así sea. Aquel Milán lo gano todo.
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