Es el mundo al revés. Surrealista. Las cuentas que ha recibido Laporta en el Barcelona son para echar a correr. Delatan una gestión desastrosa. El club azulgrana está fichando futbolistas libres o de poco coste mientras la Liga le exige rebajar el coste de su nómina salarial desde los 656,43 millones a los 234 millones. Con esa reducción, Messi no puede ser pagado, pues pide 50 millones netos anuales durante dos temporadas, 102 millones brutos cada año, 204 en total.
Esos 102 millones anuales para Messi se comerían el 40 por ciento de los 234 millones que el Barcelona puede abonar el próximo curso en sueldos. El desastre da para una película de Berlanga con Míster Marshall de bienvenida, a ver si paga.
La decisión que ha tomado Laporta ante una crisis económica de este calibre es despedir profesionales, vender, ceder, quitárselos de encima. Todo ello para poder aumentar la masa salarial admitida a 400 millones. Pero eso tampoco da para Messi. Solo el argentino coparía el 25 por ciento de la nómina de la Masía.
Hay que apretar más las clavijas. Por ello, el plan es pedir a Piqué, Jordi Alba, Sergio Busquets y otros veteranos con buenas fichas se bajen el sueldo. Es la causa por la que no se ha renovado a Sergi Roberto, tras negociar su ampliación de contrato. El problema es morrocotudo. Y el enfado de muchos profesionales es de órdago.
Los futbolistas de Koeman pueden entender que deban rebajarse el sueldo ante la deuda, pero no admiten hacerlo para que Leo Messi cobre 50 millones netos, 102 brutos. Al final, el argentino seguirá siendo el mayor coste de la empresa. Y todos pagarían para que Leo mantenga su nivel económico. No puede ser.
Por eso Laporta no puede anunciar su renovación, porque no pueden inscribir a Messi con un coste de 102 millones de coste cuando el total es de 234 millones ahora mismo.
Ahora, el Barcelona, que ha retirado las dos medallas concedidas a Francisco Franco en 1971 y 1974, no puede acudir al antiguo jefe del Estado para que le pague sus excesos y sus dispendios. En 1965, Franco, al que tanto critica el Barcelona como culpable de todas sus desdichas, salvó al club al perdonarle una deuda de 230 millones con la Hacienda española, unos números rojos que eran un cifra para sonrojarse. Al cambio de la evolución del coste de la vida, aquellos 230 millones serían 650 millones de euros actuales.
Igualmente importante fue que Franco, ese hombre tan denostado por el club catalán, también le recalificó terrenos para tener las grandes instalaciones que hoy disfruta. A pesar de toda esa salvación, que más quisieran el resto de equipos de España, el Barcelona, hoy, debe ya más de 1.700 millones.
Mientras, el Real Madrid ha gestionado bien la crisis provocada por el coronavirus y puede aumentar los sueldos desde los 414 a los 474 millones, según expresa la Liga. Las comparaciones son odiosas. Y otra gran diferencia es que el Real Madrid nunca recibió ni una ayuda de Franco. Entre otras cosas, porque no lo admitió. El Barcelona sí que lo pidió.
Franco y Bernabéu las tuvieron tiesas durante muchos años. El presidente del club blanco nunca aceptaría una ayuda económica del Régimen. Franco lo sabía. Y nunca la propuso. Las comparaciones, en efecto, son odiosas. Y rompen todos los tópicos vendidos desde el barcelonismo durante sesena años. Desde 1965, cuando Franco les regaló 230 millones de pesetas, 650 millones de euros.
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