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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Responsables, los jugadores

Tomás González-Martín el

Se buscan culpables como si se hubiera cometido un asesinato. Hay que desdramatizar el fútbol. Es un juego. Culpables del 0-4 no son ninguno, ni Benítez, ni los jugadores ni el presidente del Real Madrid. Responsables, eso sí, lo son todos, en un reparto equitativo del 33 por ciento. Y el uno por ciento restante es para la plantilla. Los futbolistas son siempre los máximos responsables de las victorias y de las derrotas, porque son los únicos que saltan al campo. Y el sábado hubo varios profesionales que no cumplieron con el mínimo exigible, como en la mili: no lo dieron todo.

Hubo hombres de la delantera que rompieron la estrategia preparada por el entrenador porque no hicieron su labor destructiva. No presionaron arriba. Y Kroos y Modric se vieron superados por cuatro mediocampistas azulgranas que además tenían el apoyo de Luis Suárez y Neymar. Todo lo contrario que la media madridista. Ahí comenzó la derrota.

Claro que Benítez tiene su parte de responsabilidad. Alineó a los mejores y tres de ellos no estaban en condiciones de rendir frente a un enemigo como el Barcelona. El fallo fue suyo por confiar en ellos. Y el error fue de Benzema y James por decir que estaban bien, cuando el francés sumaba 51 días sin jugar y el colombiano venía de recorrer el mundo desde Bogotá, con parafernalia publicitaria añadida después de jugar dos duros partidos con su selección. Ramos dijo que forzaría en el clásico para tratarse después su hombro hasta enero. Pues tampoco debió ser titular. Benzema y James, los jugadores en general, nunca son sinceros. Los tres debieron ser suplentes en beneficio de Pepe, Casemiro e Isco. Y en todo caso debieron ser relevados en el descanso, cuando el 0-2 denunciaba la verdad.

El presidente tiene culpa como máximo responsable de todo. Pero este mismo equipo con un sistema similar, 4-3-3, ganó 3-1 al Barcelona. Entonces sí que lucharon presionando arriba. El sábado todos jugaron donde les gusta, Bale de media punta, Cristiano por la izquierda, y fallaron. Ahora, en noviembre, por una derrota, se habla de echar al técnico y de convocar elecciones. La locura exagerada de turno.

Recordemos que el año pasado, por estas fechas, el Madrid ganaba a los azulgranas por 3-1 y Bartomeu pensaba despedir a Luis Enrique. Fue despedido Zubizarreta. Messi no se hablaba con Luis Enrique. Hubo una reflexión y el técnico asturiano siguió. Y ganó el triplete. Con esto destacamos la necesidad de frialdad que exige el fútbol. Nada de decisiones drásticas en un calentón otoñal. Queda mucho.

Dicho esto, para desengrasar, hay que reconocer que el Barcelona y los de Barcelona tienen enchufe en el Bernabéu. En el día de mayor vigilancia policial de la historia de España, a los catalanes les dieron todo lo que quisieron y a los de Madrid nos mandaron a la corrala. Hughes, literato del fútbol, y David Gistau, articulista blanco sin subjetividad, sintieron una envidia incontrolada al observar cómo un catalán como Sostres pudo escribir su artículo del partido para ABC apoyado en un coche, al lado del Bernabéu, rodeado por la Policía, cuasi protegido por ella, mientras a ellos y a mí los miembros del orden nos decían que saliéramos rápido de la zona de vigilancia, que no podíamos permanecer allí. Que había alerta 4. Menos para Sostres. A Salvador le cachearon antes del partido, sí, pero más como un reconocimiento que como un registro. A Paco (Hughes), a Gistau y a mí nos registraron hasta los calcetines. Nuestro amigo catalán podrá contar a sus nietos que escribió su artículo ante 2.5017 policías, en alerta máxima 4,  mientras los residentes en Madrid éramos mandados a casa con impaciencia. Hughes, David, no somos nadie. Los de Barcelona y los del Barcelona tiene gula.

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