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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

La situación Casillas-Diego López no puede seguir así

Tomás González-Martín el

El ejemplo de una realidad insostenible se vivió en la presentación de Kroos como jugador del Real Madrid. Hubo cánticos surgidos desde la grada a favor de Diego López y pronto salieron los casillistas para contrarrestar al grito de ¡Íker, Íker! Otro sector de los veinte mil aficionados presentes hizo de juez de paz al corear el nombre de Ancelotti. El duelo Íker-Diego se torna imposible. El entrenador italiano encontró una magnífica solución la temporada pasada. Pero esa diatriba no puede continuar. El club ha tomado las riendas del asunto. Aprieta las clavijas para forzar posturas. Ficha a Keylor Navas para que los dos veteranos guardametas se piensen el futuro y uno manifieste que desea irse. Y Diego López ya ha contestado que no se irá.

El costarricense tiene 27 años. López y Casillas superan con creces la treintena. El Madrid quiere que sus dos porteros actuales decidan si quieren seguir así o si es mejor aprovechar una buena oferta de fin de carrera. De lo contrario, pueden suceder dos cosas. Una, que el cancerbero costarricense sea cedido durante una campaña, sabiendo que uno de los dos grandes se irá como muy tarde dentro de doce meses. En esta hipótesis, se perpetuaría la situación un tiempo más, hecho que no es el idóneo para el club. Y dos, que Navas se quede y haya tres porteros de primer nivel en la lucha. Sería una vuelta de tuerca del Real Madrid para que uno de los dos consagrados diga adiós, ya sea ahora o en el mercado de invierno.

Hay que decir las cosas con claridad, sin hipocresías: Diego López y Casillas se respetan, pero no se hablan. Las tensiones externas e internas han afectado a su relación, influida por amigos, familiares, seguidores y entornos dentro y fuera del plantel. No es el ambiente ideal para Ancelotti y su grupo de jugadores, que buscan la Undécima.

Íker acudió el 27 de mayo a desayunar con Florentino Pérez, en la sede de ACS, para conocer lo que pensaba el Real Madrid de su futuro. No quería vivir otro año de esa manera. Pidió incluso permiso para marcharse. El presidente no le dejó. Contaba con él. Fichado Keylor, si el madrileño quisiera irse solo le quedaría un paso: manifestar públicamente su deseo de abandonar el Real Madrid y rogarle al máximo responsable de la entidad que se lo permita. 

Hay una verdad intocable: Florentino Pérez no será el hombre que le diga a un mito del Real Madrid que se tiene que ir. Es un icono eterno, ganador de dos Champions, un Mundial y dos Eurocopas. Para dejar la casa blanca tendrá que ser él, Casillas, quien ponga toda la carne en el asador y se queme, diciendo que anhela dejar el Madrid para buscar otro futuro y acabar con la situación. En las manos de Diego López y Casillas está el balón. ¿Quién da el paso adelante?

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