Como en The Newsroom no hay nada nuevo, lo que más se disfruta es precisamente su clasicismo. Como doy por hecho que El ala oeste es un clásico, ésa es la referencia más obvia, con el añadido de la tele detrás de la tele de Sports Night y Studio 60. Aaron Sorkin se autocita y se autoeleva a los altares del idealismo, el todo el mundo es bueno (sin Corbacho) y el todo el mundo es más listo que el hambre (hasta el último mono era un cerebrito en El ala oeste, y aquí parece que también). Le recriminan a Sorkin que la gente no es así, que no habla así. La cosa vendría a ser, ya lo he escrito, algo parecido a “Yo soy Aaron Sorkin y usted no lo es”.
El maestro narrador es también el maestro embaucador. Y da igual que suelte esas homilías. Hasta las esperamos viniendo de él. Sorkin tira de la screwball comedy y de Gary Cooper en una película de Capra o en El manantial, solo que el discurso de Jeff Daniels a lo “I’m mad as hell” (lo que lo hermana engañosamente con la mucho más cínica Network) es al principio y no al final.
Por su parte, la Mackenzie McHale de Emily Mortimer recuerda un poco a la Hildy Johnson de Rosalind Russell en Luna nueva. Y esperamos a Jane Fonda para hacer de Ted Turner y, quizá un poco de Señora Pynchon de Lou Grant (otra referencia, como Al filo de la noticia). Pero, de momento, mi personaje favorito es el de Sam Waterston. Creo que habría preferido un intercambio entre Sam Waterston y Jeff Daniels. Quizá, Ley y orden aparte, recuerdo demasiado de Waterston su idealista y recto fiscal del distrito de Tiempo de conflictos, ese Forrest Bedford que tanto debía al Atticus Finch de Matar a un ruiseñor. Pero es verdad que una vez visto ese Charlie Skinner de Waterston en The Newsroom, pienso que el casting es ideal (auque siga creyendo que también podía haber hecho de Will McAvoy). Skinner, al menos por el primer episodio, es una especie de Tony Randall en las películas de Rock Hudson y Doris Day, con esa sabiduría chistosa. Una razón más para ver The Newsroom. Claro, que a mí me gustaba Studio 60, así que mi sorkinómetro no es muy fiable.
(Otra cosa que había escrito sobre The Newsroom, antes de verla)
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