Emma García ha conseguido que cualquiera que hable en su plató me parezca un tronista. Aunque no sea el de ‘Mujeres, hombres y viceversa’ sino el de ‘Nada es igual’. O sea, que los tronistas eran Jaime Peñafiel o Diego Arrabal. Confidencia. Lo nuevo de Mandarina es lo mismo de siempre, claro: “documentos exclusivos reveladores” (?), “expertos colaboradores” (!) y dale Perico al torno con el tema que toque.
Un programa de plató que acabó a las dos menos cuarto con piezas referentes el día del estreno a la Familia Real, a Telma Ortiz o a una prima lejana de la Princesa de Asturias. “A la vuelta vemos qué ha sido de la prima vagabunda de Doña Letizia”, decía Emma. ¡Vagabunda! Aunque lo mejor de todo es tanto doña para ponerte a caer de un burro. Vimos unas imágenes no emitidas de ‘Está pasando’ con Telma Ortiz hace cuatro años (imágenes que daban vergüenza ajena). Llegaba el reportero a la mesa de la terraza donde estaba sentada la hermana de la Princesa con unos amigos, con su hija y con el padre de su hija. Y le metía el micrófono. Mucha doña Telma por aquí, doña Telma por allá, que, mire usted, yo con toda la educación… Y erre que erre, sin soltar la presa. Doña Presa. Preguntándole por la demanda a los medios de comunicación. Lo mismo que Paloma García Pelayo cuando fue detrás de Urdangarin en Washington (juntos parecían de otra especie, como Alison Janney y Kristin Chenoweth en ‘El ala oeste’). Que si don Iñaki tal, que si usted perdone don Iñaki.
Lo curioso es que cuando adelantaron en ‘El programa de Ana Rosa’ imágenes del tío la vara (el reportero dando la vara), María Patiño lo elogió por la perseverancia y el ejemplo profesional. Por aguantar el tirón de que la otra no contestara. Esa María Patiño a quien Carmen Alcayde dijo el otro día: “Lou Grant a tu lado era un aficionado”. Alcayde es maaaala, como Gemma Mengual (o sea, que son buenas). A lo que iba es a que me acordé de lo que escribe Janet Malcolm en ‘Ifigenia en Forrest Hill’: “Los periodistas piden entrevistas como los mendigos piden limosnas, con una actitud nerviosa y reflexiva. Los periodistas, como los mendigos, deben estar preparados para el rechazo y no pueden permitirse que el orgullo les impida dar el paso”. Estoy totalmente de acuerdo con Janet Malcolm, comparto esa sensación de pedigüeña. Pero lo del reportero callejero con Telma Ortiz es la perfecta parodia de lo que dice Malcolm. Parodia de la profesión en según que momentos. Al muchacho solo le faltó tocar el acordeón antes de pasar el micrófono.
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