El lenguaje de lo lúbrico utiliza tanto eufemismos como expresiones deliberadamente soeces y eso no es casual. Hay seductores que halagan primero con palabras hermosas para, cuando la pasión descarrila, pasar a proferir groserías excitantes que puedan lubricar el acto. Los eufemismos surgen para burlar la censura y el tabú o para añadir chispa a lo sexual. La jerga de la que hablamos es secreta, pícara y cómica.
La anatomía y la actitud de la mujer han sido más ridiculizadas que las del hombre, quizá porque éstos estaban menos reprimidos y pudieron crear más palabras y giros. Las muchas expresiones relacionadas con la voz cojones (un plan cojonudo, una oferta acojonante, una tía con dos cojones) tienen connotaciones positivas, pero lo relacionado con los genitales femeninos suele ser peyorativo. Por ejemplo, muchos hombres dicen que lo aburrido es un coñazo, aunque suelen cambiar de opinión cuando el referente del vocablo se aproxima y deja de estar en el quinto coño.
Podemos denominar los labios menores con la hermosa palabra ninfas, hoy casi en desuso. Ninfa, en singular, significa joven hermosa y también cortesana. Pero rehuyamos la sinécdoque y busquemos una denominación integral del órgano. El sustantivo vulva es tan ortodoxo como poco utilizado durante los momentos de acción. En lugar de glande unos pocos dicen bálano, nombre de un crustáceo que se asemeja mucho a aquél. Larga es la lista de sinónimos más o menos groseros que el diccionario y la calle han generado para sustituir a la palabra vulva. El que más se usa es obviamente coño, que procede del latín cunnus, que significa cuña. El Diccionario de madrileñismos de don Manuel Alvar define chumino como “caracol de pelo que se dejaban las mujeres sobre las sienes o la frente”, de donde quizá venga la referencia a la zona genital.
Los pezones no tienen aureolas sino aréolas. En cuanto a los senos, también hay toda una retahíla de posibilidades léxicas callejeras. Las peras son un sinónimo frutícola con el mismo origen formal que las brevas, que si se convierten en higos hacen referencia a otra zona del cuerpo. Hacerse una pera es autosatisfacerse. El vulgarismo cascársela procede del latín quassare, sacudir.
En cuanto a la anatomía sexual masculina, conocidos son los términos sinónimos polla, verga y rabo. El pene se señala también con el cultismo príapo, del que deriva la maldición disfrazada de gloria priapismo, que es una “Erección continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo”. Este último vocablo significa “relativo a Venus”, al deleite sexual.
@rafaelcerro
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