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Blogs Pienso de que por Rafael Cerro Merinero

A ver y haber

Rafael Cerro Merineroel

Cristina Saucedo Baro es delegada de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Cádiz. Todo a base de mérito, no de ideología. Persona de una exquisita formación lingüística, especializada en formas verbales complejas, y mujer con agudo sentido del humor. Lo digo porque uno de sus últimos tuits reza “Muchas gracias por avisarme. A veces el corrector nos juega una mala pasada”. Se refiere a otro mensajito anterior con el que demostró que, en manos de una heredera de María Moliner que vive de la cultura y la educación públicas, ciento cuarenta caracteres pueden destilar la magia de las palabras y desvelar auténticos arcanos de la gramática:

 

 

 

Quien escribió esto no fue una persona ágrafa, sino un corrector malintencionado, seguramente machista. Una licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla sabe que el género que le da de comer se acentúa. Por eso, utiliza la tilde incluso tecleando deprisa en un teléfono. Conoce la regla que, en español, obliga a escribir signos de admiración también al principio de la frase. Además, puede que para llegar a licenciada haya asistido a alguna clase de Educación General Básica en la que se haya hablado de la concordancia de género y número entre sujeto y predicado. Todo aquello de que, por ejemplo, no se puede escribir “Una tigres” porque existen unas reglas que respetar y las palabras no se van escupiendo sin orden ni concierto según le parece a una. Volvamos a la línea segunda del textito. “Un tercio”…”sufre”, en singular, no en plural. No vale todo, especialmente en el ámbito de la Junta, un lugar libre de ideologías y enchufes donde sólo sobreviven los más aptos y los más cultos. La explicación era ésa: quien cometió los errores no fue Cristina, sino un corrector informático.

 

 

 

Lo más hermoso es lo de “Haber qué dicen”. (Visto el grosor de las pifias, del “qué” interrogativo sin tilde ni hablamos). Cuando a una se le escapa una b en lugar de una v y es delegada de Educación y Cultura puede argumentar que tiene los dedos más gruesos que las teclas, pero cuando uno escribe “Haber” por “A ver”, como ha hecho este corrector inicuo, conculca tantos principios de la lingüística y de la lógica elemental que demuestra que lleva sin entender nada de lo que lee ni de lo que escucha desde que se sentaba en un pupitre con agujero. Si Cristina hubiera redactado esto, fuera mi hija y tuviera diez años, yo me preocuparía tanto como cuando mi sobrino de ocho escribió “a” en lugar de “ha”: confundir una preposición con una forma verbal es como, en matemáticas, ignorar la regla de la suma. El salto semántico me demostró que el pequeño estaba tan perdido en la famosa selva de lenguaje como si viera en la pizarra un alfabeto oriental en lugar del nuestro.

Maldito corrector.

Más vida en @rafaelcerro

 

Lenguaje Español

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