La selección femenina sub 18 se ha proclamado campeona de Europa tras vencer en la final a Francia por 16 puntos. 60 a 76 ha sido el resultado final.
Un gran equipo español, donde destacaron ayer las aportaciones de dos jugadoras Ángela Salvadores, con 27 puntos , y Marian Conde con 21 puntos. Ángela Salvadores fue además designada MVP del campeonato. Pero si algo destaca en esta selección es el juego de equipo, comprometido y conjuntado.
A mí, personalmente me recuerda mucho a otra selección que en 1999 sorprendió a propios y extraños proclamándose campeona del Mundo Junior en Lisboa. Jugadores que han sido, y son a día de hoy, nuestra mejor generación, la que más éxitos ha conseguido, más títulos y más medallas.
Aquel equipo que ganó en la final a la selección de EEUU, algo impensable entonces, jugaba igualmente unido y compacto, aunque por supuesto ya destacaba un joven Pau Gasol, me recordaba mucho ayer a este que lidera Ángela Salvadores.
Hoy veo aún más similitudes entre uno y otro equipo. El descaro, el morro, la poca vergüenza, dicho por supuesto con el mejor de los sentidos. Descaro que hace falta para afrontar los partidos y crecerse ante el rival en un momento complicado o que a priori parece superior. Personalidad para salir a la cancha, jugarle de tú a tú a EEUU, sin amedrentarse por su gran físico y ganarle con todo merecimiento.
Últimos minutos final España – EEUU . Campeonato Mundial Junior, Lisboa
Tras esa victoria, los jugadores españoles llegaron al aeropuerto de Madrid. Y con la naturalidad de unos chavales de 17 y 18 años cantaron delante de todas las cámaras el éxito del verano “El único fruto del amor es la banana”. Y se quedaron tan anchos, sin “postureos”, sin declaraciones forzadas sobre su futuro. Todo naturalidad y espontaneidad.
Éxito tras éxito estos jugadores se han ido haciendo grandes en todos los sentidos. En este sensacional vídeo comentan cómo la clave de todo lo conseguido,en gran parte, ha sido por la amistad que nació desde que era adolescentes. Además de la complicidad entre ellos y descaro, mucho descaro.
Ayer, tras ganar el campeonato el equipo femenino y ver, como digo, las similitudes con aquel equipo masculino del 99, vi un último gesto que me hizo sonreír y recordar aún más al equipo que nacía en Lisboa para ser el mejor de la historia de nuestro baloncesto. Un gesto de descaro como aquella canción de la banana.
Ángela Salvatore colgaba en Twitter una fotografía de “las bragas de la suerte”, las que han sido talismán para ganar este campeonato de Europa. Con la complicidad con su amiga y compañera Cazorla.
Son las mejores, hay equipo y hay morro y descaro para ganar a cualquiera. Incluso soñando a EEUU en unos juegos.
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