Se trata, según los astrónomos que la estudian, de una de las estrellas más extrañas del Universo. Pertenece a la ya poco común categoría de los magnetares, cadáveres estelares de enorme densidad y que poseen, sin que se sepa muy bien por qué, poderosísimos campos magnéticos, que pueden llegar a ser hasta trillones de veces más potentes que el de la Tierra.
Solo se conocen 23 magnetares «ahí arriba». 23 casos en medio de billones y billones de estrellas. Pero XTE J1810–197 es, además, completamente distinto a la mayoría de ellos, lo que lo convierte en excepcionalmente raro. Solo cuatro de los magnetares conocidos, en efecto, son capaces de enviar ondas de radio, y nuestro XTE J1810–197 es uno de ellos.
O por lo menos lo era hasta finales de 2008, cuando de repente dejó de emitir. Desde entonces, y a pesar de su repentino silencio de radio, un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Radioastronomía y la Universidad de Manchester no le han quitado el ojo de encima. Y ahora, una década después, tan repentinamente como cesó, la emisión de ondas de radio ha vuelto a empezar.
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Ciencia