El rover Curiosity ha descubierto pruebas en el Monte Sharp que indican que el Planeta rojo mantuvo un clima adecuado para contener agua durante un tiempo prolongado.
La NASA acaba de revelar que el rover Curiosity ha descubierto pruebas de que el Monte Sharp, en el centro del cráter Gale, de 154 km. de diámetro, está formado casi por completo de sedimentos depositados en el lecho de un lago durante decenas de millones de años. Esta interpretación de los datos del rover sugieren que el antiguo Marte logró mantener un clima que permitió la existencia prolongada de grandes lagos en muchos lugares diferentes del planeta rojo.
“Si nuestra hipótesis se sostiene -afirma Ashwin Vasavada, científico del Curiosity en el Jet Propulsion Lab, en Pasadena- cambiará para siempre la idea de que el calor y la humedad en Marte fueron fenómenos transitorios, locales o que se daban solo en el subsuelo. Los datos admiten una explicación más radical: la antigua y tenue atmósfera de Marte logró mantener en todo el planeta temperaturas por encima del punto de congelación, aunque estamos aún lejos de saber cómo pudo hacer eso”.
La razón por la que esta “montaña hecha de capas” se encuentra precisamente en el centro de un cráter es una pregunta que desafía a los investigadores. El Monte Sharp tiene unos 5 km. de altura y sus flancos, más bajos, dejan ver centenares de capas de roca. Esas capas, que se alternan entre depósitos lacustres, fluviales y eólicos, dan testimonio de un proceso repetido de llenado y evaporación de un lago marciano mucho mayor y duradero que cualquier otro de los examinados hasta ahora.
“Estamos avanzando en la resolución del misterio del Monte Sharp -afirma por su parte John Grotzinger, del Instituto de Tecnología de California y otro de los investigadores del proyecto-. Donde ahora hay una montaña tuvo que haber una vez una serie de lagos”.
Actualmente, el rover Curiosity investiga las capas sedimentarias más bajas del Monte Sharp, una sección de roca de unos 150 metros llamada “formación Murray”. Antiguos ríos llevaron arena y limo hasta el lago, depositando los sedimentos en la desembocadura del río hasta formar deltas similares a los que se pueden ver en los ríos terrestres. Este ciclo se produjo una y otra vez.
“Lo mejor de un lago que se forma y se seca repetidamente, una y otra vez -asegura Grotzinger- es que cada vez que regresa deja testimonios que nos dicen cómo funcionaba el medio ambiente. A medida que Curiosity vaya subiendo más alto en el Monte Sharp, iremos teniendo una serie de testimonios que nos mostrarán los patrones y la forma de interactuar de la atmósfera, el agua y los sedimentos. Podremos ver cómo la química fue cambiando en los lagos a lo largo del tiempo. Esta hipótesis se apoya en lo que hemos observado hasta ahora, y nos proporciona un marco de referencia para las pruebas que haremos durante el próximo año”.
La formación de la montaña
Después de que el cráter se llenara hasta una altura de por lo menos un par de cientos de metros y de que los sedimentos se endurecieran hasta formar rocas, las capas de material acumulado fueron esculpidas, con el tiempo, por el viento, hasta adquirir la forma de una montaña. La erosión eólica talló a distancia el material que había entre el perímetro del cráter y lo que ahora es el borde de la montaña.
En el viaje de más de 8 km. realizado por el Curiosity desde su aterrizaje en 2012 hasta su lugar actual de trabajo, en la base del Monte Sharp, el rover ha ido encontrando pistas sobre la forma cambiante del suelo del cráter durante la era de los lagos.
“Hemos encontrado rocas sedimentarias que sugieren la existencia de pequeños y antiguos deltas que hoy aparecen apilados uno sobre el otro -afirma Sanjeev Gupta, del Imperial College de Londres-. Curiosity ha cruzado la frontera entre un ambiente dominado por ríos a otro dominado por lagos”.
A pesar de las evidencias encontradas por otras misiones marcianas que apuntaban a la existencia de ambientes húmedos en el antiguo Marte, los actuales modelos climáticos aún tienen que identificar cuales fueron las condiciones que podrían haber producido largos periodos lo suficientemente cálidos como para que hubiera agua de forma estable en la superficie.
Dentro del proyecto Mars Science Laboratory, el rover Curiosity es el medio por el que los investigadores intentan identificar antiguas áreas potencialmente habitables y la forma en que éstas cambiaron a lo largo de millones de años. El proyecto, además, resulta de la máxima importancia en la preparación de una misión tripulada a Marte, prevista para la década de 2030.
“El conocimiento que estamos obteniendo de Marte -afirma Michael Meyer, director científico del Programa de Exploración de Marte- y sobre su evolución ambiental descifrando cómo se formó el monte Sharp guiará nuestros planes para las misiones que en futuro vengan a buscar signos de vida marciana“.
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