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Tópicos y diplomáticos

Tópicos y diplomáticos
Luis Ayllón el

Si hay una profesión a la que es fácil definir con una serie de tópicos esa es sin duda la de diplomático. Y es muy posible que, durante mucho tiempo, los miembros de la Carrera hayan contribuido a ello. Si alguien quiere cargarse de razones para hacer valer esos tópicos que lea, por ejemplo, el libro “Nostalgia, Intimidad y Aristocracia”, en el que Agustín de Foxá, diplomático y buen escritor, en el que refleja gran parte de su actividad en la primera mitad del siglo XX, en distintos países: todo parece reducirse a comer aquí, cenar allí, tomar una copa más allá o ir a la ópera y a bañarse a la playa, en momentos, por cierto en los que la mayoría de los europeos, vivía momentos muy difíciles

No les va a resultar a los diplomáticos fácil cambiar esa imagen y, posiblemente, nunca se hayan empeñado verdaderamente en ello. Lo cierto es, sin embargo, que el trabajo de la mayoría de los diplomáticos está hoy muy alejado del que ejercitaba Foxá. La mayoría de los miembros de la Carrera son hoy profesionales que trabajan duramente en condiciones, a veces, precarias y difíciles, y con un gran sentido de Estado y de servicio a la sociedad.

Hay, como en cualquier profesión, excepciones a esa regla: Arribistas, personas incapaces de asumir las responsabilidades sus cargos o gente cuya única obsesión es alcanzar un puesto de embajador aunque no haya hecho mérito alguno para ello. Pero no es la tónica general ni mucho menos, y no es infrecuente observar que quienes incurren en faltas serias de profesionalidad, son destituidos de sus cargos.

Quizás, por ello, la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), que agrupa al 65 por ciento de los miembros de la Carrera, ha terminado por elaborar un comunicado para salir al paso de informaciones publicadas en algunos medios, en las que, junto a algunas cosas que se ajustaban a la realidad, se volvía a incidir en los tópicos de que los diplomáticos son unos señores que viven a cuerpo de rey.

Lo que más parece haber molestado a la ADE es que el Ministerio de Asuntos Exteriores no haya salido en su defensa, que no haya reaccionado ante unas informaciones que atribuye a “una campaña mediática torpe e injustificada, llena de medias verdades y de torcidas insinuaciones hacia un colectivo, el de los funcionarios diplomáticos, que sirven con dignidad a su país y sus conciudadanos en el extranjero a través de 117 Embajadas y 88 Consulados”.

Dado que algunas de las críticas formuladas en los medios están relacionadas con los sueldos que cobran los diplomáticos, la ADE hace hincapié en que, durante la crisis económica, las condiciones de trabajo y retributivas de los funcionarios del servicio exterior se han visto  mermadas, “en un necesario esfuerzo de solidaridad”.  “En todo momento –añade-  los funcionarios han seguido cumpliendo ejemplarmente con su trabajo en defensa de los intereses de España”.

A título de ejemplo, la Asociación indica: “Los diplomáticos somos los únicos españoles que residiendo en el extranjero tributamos por  IRPF en lugar del impuesto para no residentes. Cobramos exactamente los mismos complementos (destino, específico y productividad) que el resto de funcionarios y estamos dispuestos a hacer lo que pocos hacen, incluyendo trabajar de lunes a domingo y repatriar a los dos españoles víctimas de ébola ‘armados’ con un par de guantes de látex, un taxi y una camilla”.

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