Marruecos se cruza en el camino de Rajoy
Mariano Rajoy tiene pensado viajar pronto a Marruecos aunque aún no ha tomado la decisión de que ese sea su primer desplazamiento al extranjero. Hay una especie de tradición de que los presidentes del Gobierno que llegan por primera vez a La Moncloa comienzan su actividad exterior por el vecino del Sur. Lo cierto es que Adolfo Suárez no lo hizo así, porque fue primero a Francia y Portugal, y tardó dos años en pasarse por Marruecos. Leopoldo Calvo Sotelo ni siquiera llegó a ir en el año y medio largo que gobernó el país.
Se puede decir que quien comenzó la tradición fue Felipe González. Aunque su primer desplazamiento fue a Francia para una reunión de la Internacional Socialista, su primer viaje oficial sí tuvo como destino Marruecos, eso sí en marzo de 1983, tres o cuatro meses después de llegar al Gobierno. José María Aznar sí eligió Rabat como destino para inaugurar sus salidas al exterior (en mayo de 1996) y José Luis Rodríguez Zapatero también viajó en primer lugar a Marruecos, en este caso a Casablanca, en abril de 2004.
Rajoy, que formará gobierno la próxima semana, tiene sobre todo en su cabeza los asuntos económicos y las relaciones con la Unión Europea y sus principales socios, Alemania y Francia, pero Marruecos parece cruzarse ya en su camino. El veto del Parlamento Europeo a prorrogar el acuerdo pesquero con la UE, del que se benefician sobre todo los pesqueros españoles, puede aconsejar un pronto desplazamiento a Rabat. Habrá que negociar un acuerdo nuevo y el interlocutor de Marruecos será la Comisión Europea, pero a nadie se le escapa que el principal interesado en que las cosas vayan bien es España. De las 119 licencias para faenar en aguas marroquíes, 100 corresponden a barcos españoles, aunque en la actualidad sólo unos 70 estaban en ellas, sobre todo andaluces y canarios, y se estima que los daños para la flota que debe abandonar los caladeros se elevarán a unos 30 millones de euros.
Es decir, que una pronta conversación del futuro jefe de Gobierno español con el marroquí, el islamista moderado, Abdelilah Benkirán, y, naturalmente, con Mohamed VI, puede allanar el camino de la negociación. Nadie quiere que se repita el enfrentamiento que se abrió en 2001 cuando José María Aznar culpó a Marruecos de la ruptura de las negociaciones con la UE para el acuerdo pesquero. Aquello terminó derivando tiempo después en el incidente de Perejil y en casi tres años de ásperas relaciones.
A los dos países les interesa que se alcance un entendimiento y Rajoy y Benkirán tiene la obligación de intentar que se pueda lograr pronto. Sin embargo, a nadie se le escapa que ahora las exigencias de los europeos, sobre todo de la Eurocámara, en materia de acuerdos pesqueros hacen más hincapié que antes en cuestiones ecológicas y también de respeto de los derechos humanos, en referencia a los beneficios que pueda obtener la población saharaui.
De cualquier modo, es claro que Rajoy ya tiene ante sí un primer problema en política exterior.
Os invito a seguirme en http://twitter.com/#!/luisayllon
Marruecos