La sombra del PP sobre Marruecos

Algunos comentarios en la prensa de Marruecos, en relación con el batacazo sufrido por el PSOE en los comicios del pasado 22 de mayo, están dejando ver la preocupación que existe en las altas esferas del país ante un posible triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales. Se teme la vuelta a los años de plomo en las relaciones bilaterales, en las que José María Aznar se convirtió en la bestia negra de Mohamed VI.

Con Aznar en el Gobierno, los pulsos con España resultaban más duros, ya fuera en las negociaciones pesqueras con la UE, en la inmigración irregular o en el contencioso del Sahara. La toma por gendarmes de Marruecos del islote de Perejil y la recuperación inmediata por las Fuerzas Armadas españolas constituyeron el elemento más visible de esa difícil relación a la que, Francia, por otra parte, siempre puso palos en las ruedas.

Mohamed VI encontró mucha más comprensión y hasta complicidad en José Luis Rodríguez Zapatero, incluso antes de que éste llegara al poder. El dirigente socialista se mostró siempre dispuesto a secundar las tesis marroquíes en todos los terrenos, incluido el Sahara, aún a costa de traicionar la bandera polisaria que siempre había enarbolado el PSOE.

Sin embargo, más de siete años después del cambio de Gobierno en España, no se puede decir que las relaciones bilaterales sean modélicas. Los incidentes no han cesado y muchas veces, España se ha visto obligada a tragar las afrentas hechas por Marruecos, como las discriminaciones contra la prensa española, contra la que el propio ministro de Exteriores, Taieb Fassi Fihri no tuvo ningún reparo en arremeter, en una rueda de prensa en Madrid, ante una incómoda Trinidad Jiménez.

La visita del Rey de España a Marrakech, pocos días del atentado en esa ciudad,  fue muy valorada por lo marroquíes y de manera singular por Mohamed VI, que esperaba ese encuentro con Don Juan Carlos, desde que el pasado verano un helicóptero militar español sobrevoló el yate en el que descansaba el monarca alauí. Una vez producido el desagravio, Marruecos parece reactivar las relaciones económicas con España, desbloqueando algunos proyectos de negocio. Bienvenida sea esa actitud, pero Mohamed VI debería pensar en que será mucho más beneficioso para su país tratar de que las relaciones con el vecino del norte no estén sujetas a los cambios de Gobierno en España.