La gripe saharaui afecta al PSOE
A Trinidad Jiménez le toco lidiar en el Ministerio de Sanidad con la Gripe A, y ahora, en el de Exteriores, le ha tocado la gripe saharaui, en realidad, más que una gripe, se trata, por desgracia, de una enfermedad crónica. Tradicionalmente, los socialistas estaban siempre a la cabeza a la hora pedir un tratamiento adecuado para acabar con las penas de los saharauis, pero desde que Zapatero llegó al Gobierno, la medicina que aplica no agrada mucho en la antigua colonia española.
Los socialistas andan en un sinvivir tratando de conjugar lo que les pide el corazón y lo que les dicta no la razón, sino Moncloa. Así que ponen cara de enfado, pero no demasiado para no molestar a Marruecos, no vaya a ser que Mohamed VI se enfade. El nerviosismo es tal que Ramón Jáuregui mete la pata y casi reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara; Rubalcaba tiene un lapsus y habla de los “sucesos ocurridos en Marruecos” y Marcelino Iglesias dice que aquel territorio fue español, allá por los 70, en el 73 ó 74, cuando en realidad la Marcha Verde se produjo en noviembre de 1975, mientras Franco estaba en las últimas.
La gripe saharaui afecta ya a muchos socialistas. Algunos, como la diputada Fátima Aburto proponen un acuerdo parlamentario de condena de los incidentes del campamento y , poco después es desautorizada por la dirección de su grupos. El parlamentario foral navarro del PSN Carlos Cristóbal se da de baja en el partido porque no le gusta lo que está haciendo en el asunto del Sahara.
Y mientras Zerolo, que era un incondicional, ya no va a las manifestaciones a favor del pueblo saharaui para evitar los abucheos. Ni Leire Pajín, ni, por supuesto Trinidad Jiménez, que ahora se reviste del traje de la responsabilidad y la defensa de los intereses de España.
¿Qué teme el Gobierno? ¿Qué Marruecos deje campar a sus anchas a terroristas islámicos? ¿Qué se reanuden las llegadas masivas de pateras con inmigrantes? ¿Qué nos inunden las costas con droga? ¿Qué impidan las inversiones y los negocios de las empresas españolas? Posiblemente, todo ello.
Efectivamente, se trata de intereses importantes, pero Marruecos también tiene mucho que perder si mantiene esa actitud. Aunque, Mohamed VI confía fundamentalmente en su alianza con Francia, somos su conexión física con el Viejo Continente; hemos sido uno de sus valedores para el establecimiento de un acuerdo de Marruecos con la Unión Europea y parte de su desarrollo depende también de las empresas españolas.
En cualquier caso, con un vecino que causa problemas, puede estar bien intentar resolverlos amistosamente, pero cuando mantiene pertinazmente la actitud hostil, al menos alguna vez hay que pararle los pies, aunque sea, simplemente, levantando un poco la voz.
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