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España y Marruecos ante el terrorismo: cuando la cooperación da frutos

España y Marruecos ante el terrorismo: cuando la cooperación da frutos
Luis Ayllón el

La detención en las últimas horas de cuatro terroristas vinculados al Daesh en las ciudades españolas de Ceuta y Altea y en las marroquíes de Tetuán y Castillejos, en una operación conjunta de las policías de España y Marruecos pone de relieve una realidad que se viene constatando en los últimos años: la excelente cooperación entre los dos países en materia de lucha contra el terrorismo.

No se trata de una de esas frases hechas que se suelen utilizar en las ruedas de prensa conjuntas de jefes de Gobierno o ministros de Exteriores. Las numerosas operaciones en las que son detenidos elementos yihadistas en suelo español o en suelo marroquí, demuestran que Madrid y Rabat han conseguido establecer una fructífera conexión, de la que se benefician ambos y que sin duda ha permitido la ausencia de atentados tanto en España como en Marruecos en los últimos tiempos.

Los servicios policiales y de Inteligencia de España y Marruecos intercambian nombres, datos e informes que están permitiendo tener un conocimiento muy detallado de los movimientos de personas que tienen relación con el Daesh. De esa forma, en los últimos años varias células terroristas, algunas listas ya para actuar, han sido desarticuladas a ambos lados de la frontera o, incluso, en terceros países, gracias a los datos obtenidos conjuntamente.

La colaboración es tan estrecha que, cuando el caso lo requiere, agentes españoles se desplazan a Marruecos para dar apoyo a las actuaciones de la Policía marroquí, del mismo modo, que los servicios policiales o de inteligencia españoles cuentan con asistencia de colegas del país magrebí cuando se debe proceder a la detención de marroquíes en España.

La labor conjunta de las fuerzas de seguridad de los dos países se visualiza con frecuencia en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y en las poblaciones marroquíes de Tetuán y Castillejos, como ha sucedido en la última operación, ya que se trata de una zona en la que se ha detectado un mayor nivel de reclutamiento de terroristas yihadistas.

La colaboración policial no se limita a las operaciones. Se extiende a la formación. Policías marroquíes se entrenan en las academias de España y también han sido preparados en Marruecos, en especialidades concretas, por efectivos españoles.

Junto a la colaboración policial, la judicial ha experimentado también un salto cualitativo, especialmente desde que se puso en marcha la figura del juez de enlace que los dos países intercambian y se firmó un acuerdo de cooperación entre las fiscalías antiterroristas española y marroquí.

España supo ver la necesidad de un entendimiento con Marruecos en un asunto tan importante y Rabat encontró en Madrid un aliado clave para frenar el avance del yihadismo en el Norte de África, en un momento en que sus relaciones con Francia no pasaban por el mejor momento. Consecuencia de ello es que, por más que alguien pueda tener sus reservas sobre algunos  comportamientos de Marruecos, no se pueden poner en duda los buenos resultados de la cooperación antiterrorista, que está siendo estudiada como modelo para implementarla con otros países. Y más allá de los frutos que esté dando en el terreno policial, es evidente que las relaciones políticas han mejorado y distan muchos de otros tiempos en que las discrepancias vecinales estaban a la orden del día.

 

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