La Agrupación de Cofradías nació para organizar la Semana Santa, cuadrar los horarios y que las hermandades de penitencia tuvieran una sola voz. Olga Caballero estará ahora al frente de una institución que a sus más de 75 años encuentra que a corto plazo no tiene fiesta que organizar y no sabe en qué momento las cofradías podrán desplegarse en las calles como antes. Hablar de proyectos y de recorridos y pensar en el orden de cada día puede parecer superficial. Quizá lo sea, pero la solución tampoco es volcarse en la obra social y olvidar aquello que reúne a unos cristianos en torno a unas imágenes. Que no es un costal y una trabajadera, pero tampoco un camión lleno de comida, aunque las dos cosas hagan falta. Ahora al menos hay cultos que se pueden celebrar e imágenes que están cerca.
En este tiempo no habrá ni carrera oficial, ensayos ni bandas acompañando el andar de los pasos, pero puede ser el momento en que esta junta de gobierno y las cofradías que forman parte de la Agrupación se pongan de acuerdo en el futuro de la Semana Santa de Córdoba. El futuro es como el horizonte, que parece que nunca se alcanza, pero detrás de cada «ya veremos» o «me pongo otro día si eso» hay alguien que se impacienta y algo que se escapa del control. Hace mucho tiempo que se habla de nuevos estatutos y de reglamento y ahora que no hay fiesta se puede pensar en cómo será cuando se recupere.
Si se admitirá todo por algunos votos favorables o se fijará un canon de decencia estricta, si habrá cofradías que se queden en el camino o si superarán la crisis y habrá más, y si para plantarse, cuando haya, en la carrera oficial será necesario sólo estar agrupado como ahora. Si los criterios serán retroactivos y si habrá que buscar huecos en otros días que fracasaron o que nunca existieron. Incluso si el organismo que nació para organizar la Semana Santa debe seguir teniendo titular, procesión y estandartes haciendo bulto. Como en las casas en reforma, puede ser la hora de aprovechar las obras para meter la piqueta a fondo, antes de encontrarla llena de muebles y otra vez con el suelo chungo, la pared de gotelé y las ventanas con fugas.
Liturgia de los días
