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Al-Qaeda y el Estado Islámico compiten en África

Al-Qaeda y el Estado Islámico compiten en África
Jorge Cachinero el

El terrorismo islámico ha convertido a África en el foco principal de atención y de preocupación para los servicios de Inteligencia, para las Fuerzas Armadas y para los cuerpos de seguridad de todo el mundo.

Las marcas de Al-Qaeda y del Estado Islámico (EI), a través de sus organizaciones franquiciadas africanas, están disfrutando en África, desde hace unos años, de más éxitos y de menos retrocesos que en ningún otro continente.

Las cinco regiones africanas en las que se está produciendo una mayor implantación del terrorismo islámico son:

  • Mali y el Sahel occidental,
  • la cuenca del Lago Chad,
  • Somalia y el cuerno de África,
  • la provincia de Cabo Delgado, en Mozambique, y
  • la región oriental de la República Democrática del Congo (RDC).

A pesar del riesgo añadido que ha supuesto el proceso de descomposición del Estado libio, en el norte de África, después de la intervención militar ofensiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para acabar con Muammar Gadafi, en 2011, los éxitos de las organizaciones afiliadas tanto a Al-Qaeda como al EI son limitados en esa zona.

En la competición abierta entre las dos grandes organizaciones terroristas islámicas en todo el mundo, Al-Qaeda le ha tomado ventaja al EI en África, dado que las afiliadas de aquella son más poderosas en el continente africano.

Los territorios en África en los que Al-Qaeda y sus afiliadas cuentan con una mayor fortaleza son:

  • Somalia, donde Al-Shabab -grupo vinculado a la red de Al-Qaeda, cuyas filas están plagadas, hasta en un 40% del total, por combatientes extranjeros de países africanos- es tan poderoso financieramente que se puede permitir el lujo de realizar contribuciones a la caja central de la organización matriz, y
  • Mali, desde donde Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (JNIM), afiliado a Al-Qaeda, está comenzando, también, a desestabilizar Burkina Faso.

Estas dos organizaciones comparten un modus operandi de tres características que las convierten en diferenciales:

  • estructuras altamente descentralizadas,
  • búsqueda permanente de asociación con grupos locales y
  • abanderamiento de la defensa de las causas de las poblaciones locales donde operan.

En el caso específico de las agrupaciones terroristas que reclaman su afiliación al EI, éstas suelen distinguirse por seguir el modelo descentralizado de la red de Al-Qaeda y, a la vez, por subrayar su identidad diferencial a la de la matriz del EI, ya que su afiliación a ésta es posterior a su surgimiento como grupos terroristas, es decir, no fueron creados por el EI.

La combinación de estos dos elementos estructurales hace que, dentro de los servicios de Inteligencia locales e internacionales, se discuta hasta qué punto el EI controla realmente a estos grupos terroristas africanos que se reclaman de su organización.

Tras su derrota en Siria y en Iraq, el EI se vio forzado, para poder sobrevivir, a crear un modelo en torno a dos centros regionales en África, hechos a la medida de las organizaciones locales que se reclaman miembros de su franquicia:

  • La oficina del Sheikh Abdul Qadir Mumin, situada en la región montañosa de Puntland, en Somalia, desde la que se cubre el África centro oriental y meridional y se presta servicios al EI en Mozambique y a las Fuerzas Democráticas AliadasForces Démocratiques Alliées (ADF), en su nombre original- en Uganda y en la RDC y
  • El negociado del grupo terrorista Al-Furqan, ubicado en la Nigeria nororiental, desde donde se controlan las actividades del EI en el África Occidental y, más específicamente, de la organización EI para el Gran Sahara en el Sahel Occidental.
Sheikh Abdul Qadir Mumin.

Debe señalarse que Al-Furqan es una facción terrorista que rompió con el líder del grupo Jamā’at Ahl as-Sunnah lid-Da’wah wa’l-Jihād, conocido popularmente como Boko Haram, tras lo cual fue admitida dentro de la franquicia del EI, y que es muy activa en la cuenca del Lago Chad y en la región entre las fronteras de Níger, Chad y Camerún.

Sin llegar al nivel de los grupos de Al-Qaeda, el EI está consiguiendo en África algunos éxitos significativos en Nigeria o en la RDC y mantiene su presencia en Mozambique, a pesar de los retrocesos que ha sufrido en dicho país.

A falta de logros más sobresalientes, especialmente, después de las derrotas en Siria y en Iraq, la propaganda del EI está, en estos momentos, destacando sus logros, por limitados que puedan ser, en esos dos centros regionales africanos.

Durante los últimos 15 años, el terrorismo islamista de matriz salafista se ha incrementado notablemente en el cuerno de África y, en particular, en Somalia.

Todos estos grupos terroristas están demostrando una gran capacidad de adaptación al cambio mediante:

  • el uso de tácticas de actuación flexibles y cambiantes y
  • la astucia en saber realizar una transferencia rápida de capacidades y de recursos -financieros, tecnológicos, armamentísticos, narrativos e ideológicos- de un país a otro.

En resumen, Somalia, el Sahel Occidental, el norte de Nigeria, plagado de partidas de bandidos, y Kenia, amenazada por Al-Shabab, son las áreas en las que se manifiesta un peligro claro y presente para África proveniente del terrorismo islámico de los grupos franquiciados tanto por Al-Qaeda como por el EI.

 

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