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¿Desdolarizará BRICS+ la economía mundial?

¿Desdolarizará BRICS+ la economía mundial?
Jorge Cachinero el

NB: Este artículo es una versión distinta, con un título diferente, de la que fue publicada anteriormente en El Economista.

El Economista, 22 de abril de 2024, p. 35.

BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) cerró su Cumbre 2023, celebrada en Johannesburgo, con una declaración en la que se llamaba a sus ministerios de economía y de finanzas a trabajar en posibilidades de crear un sistema nuevo de pagos para ser utilizado por sus miembros.

Esta ambición surgió como reacción a los hechos desencadenados sobre la economía mundial por el enfrentamiento geopolítico entre Occidente y Rusia en Ucrania, a partir de febrero de 2022.

Las sanciones económicas occidentales contra la Federación de Rusia, así como, por extensión, contra todos aquellos países que han continuado comerciando o haciendo negocios con ella, fueron percibidas por estos países y por otros muchos como un riesgo agravado de politización de la economía y de las finanzas mundiales al que debían hacer frente.

La Cumbre 2024 del nuevo BRICS+ se celebrará en octubre, bajo la presidencia de Rusia, en Kazán, y contará con la participación, además de los cinco países cuyas iniciales forman el acrónimo del grupo, de los otros cinco recién incorporados al mismo, es decir, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Etiopía e Irán, tras el abandono de Argentina.

Esa reunión será la oportunidad para revisar las ideas y los pasos preliminares con los que se pueda construir un sistema de transacciones y de acuerdos financieros nuevo.

Las razones de este empeño son dos.

En primer lugar, muchas naciones empiezan a percibir la disfuncionalidad creciente que padece el mundo por el hecho de que el sistema financiero global esté centrado en torno al dólar estadounidense.

Factores económicos y políticos están erosionando la confianza en la economía estadounidense a gran velocidad, dados los problemas fiscales agudos a los que tiene que hacer frente y el surgimiento en el planeta de potencias competidoras suyas, como es el caso de la economía china.

Asimismo, el uso indebido y cuasi armamentístico de la moneda estadounidense, del que Rusia es el objetivo más reciente, y las políticas económicas y comerciales agresivas de Estados Unidos (EE. UU.) hacia las que considera naciones hostiles no hacen más que socavar la credibilidad del dólar en grandes regiones del planeta.

Por otra parte, los movimientos geoeconómicos y geopolíticos de naturaleza tectónica que se están produciendo en el mundo, acentuados después de febrero de 2022, han arrumbado el momento unipolar, que se inició tras el colapso de la Unión Soviética en 1989.

Este impulso hacia un planeta multipolar expone la contradicción de que perviva, todavía, un sistema monetario global unipolar.

A pesar de lo anterior, BRICS+ tiene que demostrar aún que vaya a ser capaz de ofrecer alternativas realistas y aplicables al dominio del dólar y todo parece indicar que es demasiado pronto para emitir un juicio sobre si esto será posible.

Kazan, Tatarstan.

Tres hitos podrían ser clave para que BRICS+ mostrara avances en esa dirección.

Uno sería la creación de una moneda común que pudiera ser utilizada por los miembros de BRICS+.

Otro podría ser el desarrollo de un sistema internacional de transacciones y de pagos, que reemplazara el sistema de mensajería –SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunications)- que bancos y otras entidades financieras del mundo utilizan para enviar y recibir información financiera.

Una última marca sería que los países BRICS+ no sólo reemplazaran completamente el uso del dólar por sus monedas nacionales respectivas en todas sus operaciones financieras y comerciales, sino que, además, pudieran ser utilizadas en transacciones con países que estuvieran fuera del perímetro actual de BRICS+.

El proceso de desdolarización de la economía mundial avanza con rapidez.

Sin embargo, hasta que no se cree una moneda de referencia alternativa al dólar, ya sea un R5 -como resultante de los real, rublo, rupia, renminbi y rand de los cinco BRICS- o cualquier otra, las limitaciones a este proceso serán inmensas.

El comercio al margen del dólar debería abandonar el trueque o intercambio de bienes de valor similar –bartering, en inglés- y pasar a las transacciones monetarias, que son las que permiten a los países con superávit en sus balanzas comerciales reflejar ese efecto positivo en sus cuentas.

Una moneda de referencia hipotética no tendría por qué replicar el modelo del euro, ya que los BRICS+ nunca renunciarían a la independencia de sus monedas nacionales o a la de sus bancos centrales.

En cualquier caso, toda iniciativa financiera que se quiera poner en marcha desde BRICS+ deberá sustentarse sobre estándares de competencia profesional y tecnológica excelentes, contar con el apoyo de sus gobiernos para hacer frente a la resistencia esperable de EE. UU. y de sus aliados y apoyarse en un alto grado de cohesión entre sus miembros.

Sin embargo, China e India tienen otros planes para promocionar soluciones monetarias y tecnológicas propias.

 

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