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Brexit y negocios: el placer de averiguar lo que está por venir

Brexit y negocios: el placer de averiguar lo que está por venir
Jorge Cachinero el

“Reputación y generación de valor en el siglo XXI” (LIBRO) por Jorge Cachinero en libros.com

 

La convocatoria realizada por el, hoy, ex primer ministro del Reino Unido, David Cameron, el 20 de febrero pasado, del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE) fue un error.

 

Error político, que Cameron ya pagó con el abandono digno de sus responsabilidades.

 

El resultado de dicho referéndum, celebrado el 23 de junio pasado y que dio la victoria a los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE, fue un error.

 

Error democrático, que ya han empezado a pagar los ciudadanos británicos como anticipo minúsculo al coste inmenso que representaría para ellos el que el Reino Unido, finalmente, abandonara la UE.

 

Si el gobierno conservador de la primera ministra Theresa May activa, a finales de marzo de 2017, como ha prometido, el Artículo 50 del Tratado de la UE para poner en marcha el proceso de negociación de la salida del Reino Unido de la UE y si éste, posteriormente, concluye, en dieciocho meses, como se calcula en las instituciones europeas, con una separación, será un error.

 

Error económico para el Reino Unido -segunda potencia económica de Europa y quinta, del mundo- que pagarán la City londinense -primera plaza financiera del mundo-, la banca, y las empresas, bien sean británicas o bien sean extranjeras y estén asentadas en el Reino Unido.

 

Son demasiados errores, demasiado importantes y con tantas consecuencias negativas para el Reino Unido, sus negocios y sus ciudadanos, que cuesta creer que éstos vayan a auto infligirse un daño tan grande y de la forma tan absurda como lo están haciendo en los últimos meses y cómo podrían terminar de hacerlo en los próximos.

 

Merece la pena, en este contexto, ver el breve documental de Financial Times, @FinancialTimes, “Inside Brexit: How Britain lost Europe”, o leer “Beyond Brexit. Visions of a post-2020 world”, el documento preparado por Freshfields Bruckhaus Deringer, @Freshfields, una de las grandes firmas mundiales de abogados.

 

El juicio que ambos hacen sobre el porqué de este factor sobrevenido de incertidumbre para el entorno operativo de los negocios es lúcido y correcto.

 

El populismo que subyacía a la victoria del Brexit es el mismo que dio alas a la victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre como presidente de los Estados Unidos o el que llevó a la derrota al primer ministro italiano Matteo Renzi en el referéndum sobre la reforma de la constitución del pasado 4 de diciembre y cuya amenaza sobrevuela las próximas elecciones presidenciales francesas de abril y mayo, de manos del Frente Nacional y de su líder, Marie Le Pen, las elecciones parlamentarias alemanas de septiembre, a través del partido nacionalista Alternativa para Alemania (AfD), las elecciones generales austríacas, por medio del ultraderechista Partido de la Libertad, o las elecciones legislativas en los Países Bajos, mediante el, también ultraderechista, Partido de la Libertad, liderado por Geert Wilders.

 

Efectivamente, el populismo es el fantasma que recorre Occidente en la actualidad.

 

Este fenómeno viene espoleado por la profunda cicatriz de desconfianza hacia los liderazgos políticos, corporativos y financieros de nuestras sociedades que ha provocado entre los ciudadanos “La Gran Recesión”.

 

El sueño del progreso indefinido y del bienestar creciente para las generaciones futuras, quienes, a través de la educación y del trabajo honrado, podrían disfrutar de mayores cotas de prosperidad que las de sus antecesores, se ha esfumado.

 

Occidente necesita inocularse contra esta erupción preocupante de populismo, de consecuencias y de desarrollo impredecibles, con liderazgos nuevos, renovados y ejemplares y protegerse de los cantos de sirenas que entonan los demagogos profesionales.

 

La mayoría de los países de Occidente tiene, en el momento presente, un serio problema por resolver de ausencia de minorías dirigentes. Y no sólo, en el mundo de la política.

 

En palabras de la baronesa Patience Wheatcroft, política conservadora y ex editora de The Wall Street Journal Europe, en el anteriormente citado Beyond Brexit,“the average voter (…) feels unfairly treated by banks, energy providers, telecoms operators, rail companies and just about everyone else they have to deal with in their daily lives”.

 

Los líderes corporativos y, sobre todo, los financieros están obligados a transformar sus modelos de negocio para que dejen de ser vilipendiados por las comunidades en las que operan y sus malas prácticas dejen de ser, si no lo hacen así, la coartada perfecta para que populistas, de todo tipo, clase y condición, arrastren irracionalmente a los ciudadanos hacia horizontes inciertos y de soluciones peligrosas.

 

Los líderes corporativos y financieros deben poner en valor ante la sociedad y ante sus stakeholders el que son una fuerza para el bien común -cuando y porque, realmente, lo sean- y dejar de pensar que deben limitarse a hacer bien su trabajo porque, además, están obligados a comportarse como ciudadanos corporativos ejemplares.

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