3 años de los Acuerdos Abraham

Entre el 15 de septiembre de 2020 y el 6 de enero de 2021, el Estado de Israel firmó, de forma consecutiva, con un grupo de Estados árabes, una serie de tratados bilaterales, denominados Acuerdos Abraham (AA), que sirvieron para organizar las relaciones entre aquél y éstos.

Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) los rubricaron, en primer lugar, en septiembre de hace tres años.

Marruecos siguió a los anteriores, al suscribir, en diciembre de 2020, un acuerdo de normalización con Israel.

Por último, Sudán culminó, enero de 2021, este proceso con otro pacto de regularización con el Estado de Israel y con su adhesión a la llamada Declaración de los Acuerdos Abraham.

Esta serie de convenios y de manifestaciones acabaron con la anormalidad de que todos estos países árabes no mantuvieran relaciones diplomáticas con el Estado de Israel.

En definitiva, los AA representaron el primer establecimiento de relaciones entre éste y Estados árabes desde los acuerdos entre Israel y Jordania, en 1994, y entre Israel y Egipto, en 1979.

Tres años después, el efecto dominó que los AA anticipaban de que otros países árabes del Próximo Oriente, sin relaciones diplomáticas con Israel, pudieran suscribirlos, también, no ha tenido lugar.

Desde enero de 2021, ningún otro Estado de la región ha firmado documentos de entendimiento con Israel similares a aquellos.

De hecho, podría, incluso, afirmarse que Sudán, de facto, ha abandonado los AA a la vista de la inestabilidad interna que vive este país.

A modo de ejemplo, las visitas turísticas entre ciudadanos de los países signatarios de los AA no están cubriendo las previsiones iniciales.

Mientras los israelíes han visitado Bahréin, Marruecos o EAU -2,5 millones han viajado a Dubái, en estos tres años pasados-, sólo dos mil ciudadanos de EAU han viajado a Israel.

Asimismo, el optimismo original de las opiniones públicas en los países árabes ha desaparecido y es perceptible un regusto amargo en el ambiente de todos éstos, quizás, porque las expectativas de las primeras semanas fueron muy elevadas.

A pesar de lo anterior, los AA están dando muestras de su durabilidad en el tiempo.

Gracias a ello, la estandarización de las relaciones entre Israel y sus nuevos socios en la región se había convertido en la nueva normalidad e Israel había adquirido un capital importante de legitimidad en la zona.

La región estaba en calma relativa y, en ella, avanzaban procesos de normalización sorprendentes.

Todos los países de la región están hablando con sus vecinos, como prueban, no sólo los AA, sino los diálogos en marcha, en estos momentos, entre Arabia Saudí e Irán, Turquía y Arabia Saudí, Turquía y EAU o Turquía y Egipto.

Los AA habían permitido, también, que muchas relaciones de seguridad que Israel y muchos países árabes en la zona mantenían de forma discreta, cuando no, secreta, desde hace décadas, pudieran ser, al firmarse los AA, más abiertas y públicas.

La comunicación entre los ciudadanos de los países involucrados había crecido sustancialmente, el antisemitismo se había reducido y el diálogo interreligioso se estaba intensificando.

Al cumplirse el tercer aniversario de la firma de los primeros AA, en septiembre de 2023, la gran incógnita era si Arabia Saudí se iba a unir a ellos y, si lo hiciese, si iba a contar con un modelo propio y diferente a los anteriores AA.

El momento presente es decisivo para el Reino de los saudís, ya que está reclamando para sí el poder convertirse en una potencia nuclear, especialmente, si Irán terminara por conseguir este mismo objetivo.

Sin embargo, la sacudida mundial que provocó el asalto terrorista de Hamas contra parte del sur de Israel, desatado el 7 de octubre de 2023, ha puesto en pausa, hasta que Israel finalice su operación militar en Gaza, algunos de los efectos beneficiosos que los AA habían traído a la región.

Quizás, el interés del grupo terrorista Hamas, y de aquellos, si los hubiera, que le impulsaron a provocar el conflicto actual, sea el de impedir que el proceso de normalización de las relaciones entre los países árabes y el Estado de Israel, abierto por los AA, continúe y se consolide.

Si esta crisis escalara a una guerra regional en todo el Próximo Oriente, dicho objetivo estaría más cerca de ser alcanzado.