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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

La Milla. ¿Chiringuito o gran restaurante de producto?

Una de las referencias gastronómicas de Marbella, situada sobre la arena de la playa

La Milla. ¿Chiringuito o gran restaurante de producto?
Carlos Maribona el

Lleva seis años abierto, tiempo más que suficiente para consolidarse como una de las referencias gastronómicas de Marbella. No es un sitio fácil de definir. Chiringuito para algunos, gran restaurante de producto para otros. Es cierto que tiene, por su ubicación y por sus orígenes, alma de chiringuito. Pero formalmente no lo es. Ni por su cocina, ni por la materia prima que manejan, ni por el nivel del servicio, ni por la amplia y completa bodega podemos considerarlo en ese apartado. De todas formas las etiquetas no son necesarias. Lo importante es que en LA MILLA se come muy bien. Y que, junto a Los Marinos José (del que haré un post en breve) y Chinchín Puerto, forma mi trío favorito de restaurantes de producto en la Costa del Sol.

Milhoja de anchoa y boquerón

Situado en la playa de Nagüeles, entre los hoteles Marbella Club y Puente Romano, La Milla sólo tiene un inconveniente: el complicadísimo acceso. No hay forma de dejar el coche cerca, lo que obliga a un largo paseo que al mediodía, bajo el sol, se hace aún más largo. Pero ya se sabe que quien algo quiere algo le cuesta. Y comer, o cenar, allí merece mucho la pena. Bien entendido, para evitar sorpresas, que no es un sitio barato. La calidad del producto que se ofrece tiene un precio.

Tosta de pan brioche con tartar de gamba blanca y panceta

En la cocina, Luismi Menor, uno de los dos socios que dan vida a La Milla, trabaja con mucho acierto la materia prima, en su mayor parte procedente de las costas cercanas. En algunos casos le da un toque moderno que la mejora sin alterar para nada su esencia. En otros la presenta tal cual, con puntos de cocción o de fritura impecables. Al frente de la “sala” (no es el nombre que cuadra en este caso, pero sirve para entendernos), el otro socio, César Morales, un experto en gestión gastronómica de hoteles, como atestigua su currículo. Desde luego es uno de los restaurantes de Marbella mejor atendidos. Luismi y César se conocieron trabajando en Los Monteros, donde uno era chef ejecutivo y el otro director corporativo. De allí surgió la idea de poner en marcha un chiringuito. Y lo han hecho muy bien.

Tartar de atún con clara frita y yema curada

Se puede pedir a la carta (con sus apartados de clásicos, sopas frías, crudos, ensaladas, frituras, arroces y carnes a la brasa), aunque es preferible fijarse en las sugerencias del día, que recogen lo mejor del mercado. Porque la de La Milla es genuina cocina de mercado. Y si prefieren, dejarse llevar por el recomendable menú Fiesta (89 euros) compuesto por nueve platos.

Trilogía de quisquillas

Empezamos con un agradable “matrimonio”: un milhojas de boquerón en vinagre y anchoa de San Filippo con queso comté y caviar. Dos lomos de boquerón que arropan a la anchoa y al queso. Y seguimos con un par de platos que ya se han convertido en clásicos de La Milla. La tosta de pan brioche con tartar de gamba blanca de Marbella, cruda, cortada en trozos gruesos y recubierta de una lámina de panceta de Carrasco. A lado la cabeza frita. La fusión de las dos grasas proporciona un bocado excelente. El segundo clásico es otro tartar, este de atún rojo, que se sirve sobre un huevo frito. Un huevo en el que se han separado yema y clara. Esta frita, con sus correspondientes puntillitas, bien crujiente. La yema, curada en soja. Otro gran plato.

Alistado, gamba y langostino

A partir de ahí, una serie de producto puro y duro. Magnífica la trilogía de quisquillas de Marbella: cruda, cocida y a la brasa. Muy bien las tres, aunque, como siempre, me quedo con la cruda. Es como mejor están estos delicados crustáceos. A continuación, algunos de sus primos. En un viaje por las costas andaluzas, alistado de Ayamonte, langostino de Sanlúcar y gamba de Marbella. Los tres a la plancha, los tres perfectamente seleccionados. Para rematar este bloque, un par de almejas finas pasadas ligeramente por el horno.

Dúo de espetos. Sardinas y salmonetes

No es un chiringuito. Pero tiene su espíritu. Por eso hacen espetos. Y los hacen muy bien. Entre los mejores que se pueden comer en la Costa del Sol. Pruebo los de sardinas y salmonetes, aunque también los hacen de pescados grandes como la lubina y la dorada. Quedan pendientes para otro día, como quedan los arroces. Otro capítulo imprescindible es el de las frituras. Las puntillitas que llegan a la mesa han sido perfectamente seleccionadas y están impecables de punto, sin una gota de grasa, bien doradas.

Puntillitas fritas

El remate lo pone una cigala de considerable tamaño a la brasa. Al igual que las quisquillas y la gamba blanca, ha sido capturada en esta misma costa marbellí. Y al igual que ocurrió con ellas, el tratamiento en el fuego es sobresaliente. Y por aquello de acabar con algo dulce (mis compañeros de mesa), un buen milhojas de nata con helado de leche merengada. Una estupenda comida en un espacio playero difícilmente igualable. Eso sí, reserven con bastante antelación.

Cigala de Marbella a la brasa

 

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