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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

Homenaje póstumo a Félix Loya

Homenaje póstumo a Félix Loya
Carlos Maribona el

Me llega la noticia de la muerte de Félix Loya, trabajador incansable, pionero de la buena cocina en Avilés y patriarca de una de las familias más importantes del mundo de la gastronomía en Asturias. Hace cuatro años, en febrero de 2009, la Cámara de Comercio de Avilés le rindió un emotivo homenaje y me pidió que, dada mi vinculación con Avilés y con la familia Loya, pronunciara unas palabras. Escribí entonces un post que ahora reproduzco íntegramente como tributo a uno de los hombres que más han hecho por la cocina asturiana en el último medio siglo. Descanse en paz Félix Loya, y desde aquí un abrazo a toda su familia.

En este agitado mundo gastronómico conviene de vez en cuando pararse a reflexionar. Y dedicar unos minutos a recordar a aquellos que con su trabajo esforzado en tiempos difíciles han llevado a la cocina al lugar que ahora ocupa. Personajes como Jesús Oyarbide, al que dedicamos un post con motivo de su fallecimiento. O personajes menos conocidos como Félix Loya, que ha recibido un merecido homenaje en Avilés, organizado por la Cámara de Comercio.

En estos momentos en que la cocina asturiana está entre las punteras de España gracias al trabajo de un grupo de excelentes cocineros, hay que recordar a los pioneros. Y Félix Loya es uno de esos pioneros. Un hombre hecho a sí mismo, nacido en los años 20 en un pequeño pueblo de Valladolid y que hizo de todo en la vida hasta que llegó a Madrid en los duros años de la posguerra para empezar a trabajar en la taberna LA ZAMORANA, en la calle Galileo. De allí pasó a otro de los sitios más tradicionales de la capital, la sidrería asturiana CASA MINGO, que por aquellos años era muy popular. Allí conoció a la que es ahora su mujer, María García, asturiana. Con ella, en 1956, da el paso trascendental en su vida. Se trasladan a vivir a Avilés, donde abren una modesta sidrería con el nombre de SAN FÉLIX. Buen producto, mucho trabajo y un rápido reconocimiento que convierte en pocos años el chigre en el mejor restaurante de Avilés y uno de los mejores de Asturias. Su despegue coincide con el espectacular desarrollo económico que para Avilés y su comarca supusieron los altos hornos de Ensidesa. No había entonces guías gastronómicas, ni los periódicos y demás medios dedicaban importancia a la gastronomía. Y sin embargo el San Félix se hizo un nombre dentro y fuera de Asturias.

Desde finales de los 60, y especialmente en la década de los 70 y comienzos de los 80, el San Félix vive sus momentos de esplendor. Se sirven allí las mejores merluzas y otros pescados del Cantábrico, calderetas, o la espléndida ternera guisada con arbeyos (guisantes). E incluso Félix Loya se anima a crear sus propios platos. Surge así la lubina al champán (ya saben que por aquél entonces cualquier vino espumoso era “champán”), un plato de inspiración francesa que tuvo un enorme éxito por aquél entonces y que copiaron muchos restaurantes del resto de España. Todavía se encuentra en algunas cartas, y por supuesto en la del REAL BALNEARIO DE SALINAS, donde siguen la tradición familiar su hijo Miguel y su nieto Isaac. En la carta de este último restaurante, que cuenta con una estrella Michelin, aparece la lubina al champán Félix Loya, en homenaje al patriarca de la familia.

Tengo que reconocer que siempre he tenido especial debilidad por los Loya y por el San Félix porque están muy unidos a mi memoria. Se abrió casi al tiempo en que yo nacía. Y de su comedor  conservo mis primeras experiencias gastronómicas. Es el primer restaurante “importante” que recuerdo, siempre acompañando a mis padres cuando yo no era más que un niño. Y eso deja huella.

Ahora hay en Avilés y en toda Asturias muchos y muy buenos restaurantes. Y el San Félix, que sigue funcionando, ha quedado un poco eclipsado. Sin embargo, el apellido Loya sigue siendo importante. Porque Félix es el primero de una saga de grandes empresarios de hostelería y cocineros. Ahí está ese Real Balneario de Salinas, casi metido en el mar, uno de los mejores establecimientos de producto de España, donde Miguel, su hijo, ha hecho un enorme trabajo que ahora se ve continuado por Isaac, su nieto. Y ahí está el DELOYA, en el hotel Husa Santo Domingo de Oviedo, que tiene al frente de los fogones a Javier, otro nieto de Félix, y otro gran cocinero. Lo importante de un profesional es lo que queda tras él, y como ven tras Félix Loya queda mucho y muy bueno. De ahí que sea muy merecido el galardón que esta misma semana acaba de anunciar la Real Academia Española de Gastronomía: el Premio Nacional Marqués de Desio al mejor profesional de la restauración española. Concedido, por primera vez, no a una persona sino a una familia, la familia Loya. Ese es el mejor legado de don Félix Loya.

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