Carlos Maribona el 20 jul, 2006 Nuevo intento (y van 6) en LÁGRIMAS NEGRAS, y nueva decepción. No tengo suerte. El motivo de la comida era la presentación de un nuevo vino navarro, PAGO DE LARRAÍNZAR 2004, que asesora Ignacio de Miguel y que saldrá a la venta en septiembre. 17.000 botellas (a 25 euros en tienda), de un vino hecho con tempranillo, merlot y cabernet, que nos gustó mucho: elegante, con la madera bien integrada, goloso y fácil de beber. Un vino moderno que gustará a la mayoría. Pero vamos con el menú de LÁGRIMAS NEGRAS: aperitivos (un daiquiri sin sentido, un regular helado de boletus y unas agradables patatitas con salsa picante); espuma de ajoblanco con almendras y una base de tomate raf (plano de sabor el ajoblanco, y su mezcla con el tomate, bastante absurda); canelón de ricotta sobre salmón marinado (canelón dulce, muy dulce…); tataki de atún (no estaba mal, aunque algo seco); rodaballo (flojísimo, mi vecino de mesa aseguraba que era de tercer día); taco de cordero (lo mejor con diferencia); carrillera (muy tierna pero sin sabor). De postre, la espuma de Vichy Catalán con coco y naranja (creo que ya la he criticado otras veces, plana de sabor), y un cremoso de chocolate bastante bueno. Lo dicho, no tengo la suerte de otros colegas a los que les gustó tanto el sitio. Y cena en un restaurante bastante nuevo y muy atractivo, RUBAIYAT. Enorme local (en la foto), siempre lleno de gente que aprecia sus buenas carnes, la mayoría importadas de Brasil y Argentina por sus propietarios que tienen restaurantes prestigiosos con el mismo nombre (y BABY BEEF) en Sao Paulo y Buenos Aires. Muy buenas las empanadilla argentinas, aceptable carpaccio de setas; buena provoletta. La carne que tomé yo (el llamado Baby Beef), estupenda de sabor y con el punto justo (‘bleu’, que es como me gusta y que casi nadie atina a servirme en su punto). Además, las sirven con buenas patatas suflé, que siempre se agradece. De postre panqueques de dulce de leche y quindin, un postre brasileño que es como una yema de Ávila pero con coco. Correctos. Con un San Román de Toro, y varias caipirinhas de aperitivo (no dejen de pedirlas, las bordan), salimos a 50 euros por cabeza. Muy recomendable. Ah, y estaba lleno, es enorme y aún así el servicio de sala fue ejemplar, en atención y en ritmo. Si se quiere, se puede. Otros temas Comentarios Carlos Maribona el 20 jul, 2006