Carlos Maribona el 05 dic, 2005 Con las cosas de comer no se juega. No sé si es porque me estoy haciendo mayor, pero cada vez soporto menos las tonterÃas y los esnobismos sin sentido. Viene esto a cuento de un correo que me ha mandado uno de los lectores de este blog con información sobre un sitio que se anuncia de la siguiente forma: ‘El placer de comer tumbado. Abre en Madrid Laydown, un nuevo concepto de restaurante en el que disfrutar de una divertida cena horizontal’. Pues qué quieren que les diga. Yo a lo de comer tumbado no le veo ningún placer ni ninguna diversión, más bien mucha incomodidad. Los romanos comÃan en triclinios, pero eran otros tiempos. Este sitio tan absurdo está en Madrid y, entre otras lindezas, dicen: ‘la sillas y mesas tradicionales dejan paso a las camas. Además de los zapatos hay que dejar fuera la corrección, la vergüenza y los malos rollos. Aquà los manteles se sustituyen por sábanas que, para tranquilidad de los escrupulosos, se cambian a diario‘ (sic). De lo que se come apenas dicen nada. Supongo que es lo menos importante. Y lo que dicen es bastante preocupante: ‘No hay carta, tan sólo un menú (40 euros)… cocina mediterránea y con mucha creatividad’. Y observen lo que estos señores llaman creatividad: ‘como ejemplos, un magret de pato con piñones y granadas; un risotto con frutti di mare y aceite de cebollino, o un filete de bacalao relleno de parmesano y anchoas’. Los del rissotto de frutti di mare supongo que no es más que la traducción cursi de nuestra paella de mariscos de toda la vida. Y lo del bacalao relleno de parmesano y anchoas… cielos, es tremendo sólo con pensarlo. Lo dicho, con las cosas de comer no se juega. Ni siquiera tumbado. Otros temas Comentarios Carlos Maribona el 05 dic, 2005