Que el mundillo de los videojuegos es sexista, no me cabe ni la menor duda. Al fin y al cabo, como todos los mercados dirigidos principalmente al género masculino, el componente de “carne femenina” está siempre dentro de la ecuación de la comunicación. No hay más que ver los personajes femeninos de la mayoría de los juegos, con unas medidas imposibles, y vestimentas que tapan justo lo imprescindible, que menos mal que son digitales, porque en el mundo real sería imposible que en el primer movimiento, no dejaran entrever absolutamente todo.
El ejemplo más popular es el primer Tomb Raider, donde las medidas de Lara Croft desafiaban completamente las leyes de la gravedad. Si esa mujer hubiera existido en la realidad, probablemente hubiera tenido más de una vértebra fracturada, y miles de horas de fisioterapia.
Incluso los juegos dirigidos al público infantil, lucen modelos femeninos totalmente imposibles, y ligeros de ropa.
La época de las “mama chico” ya ha pasado, y el uso del cuerpo de la mujer, está claro que sigue vendiendo, pero no de la misma manera.
La semana pasada fue la feria de Videojuegos de Madrid, “Madrid Games Week”, y hay que decir que lo de, la azafata ligera de ropa prácticamente ha desaparecido, lo cual, es de agradecer. Pero todavía, en el stand de F1 2014, donde se exhibía el juego que podías probar dentro de un fórmula 1, seguían con el viejo método de usar azafatas ligeras de ropa para atraer público. La verdad, es que resultaba, poco serio, incluso, algo bizarro, además de innecesario, ver a las dos chicas, dando vueltas alrededor del coche, mientras alguien jugaba dentro del fórmula 1. Y las chicas no tenían nada que ver, eran unos bellezones, y evidentemente ellas no habían elegido su escasa indumentaria. Era la situación en si misma, el uso indiscriminado y burdo del cuerpo de las azafatas para vender un videojuego.
Si Lara Croft ha conseguido reciclarse en el último Tomb Raider, el resto también puede.
Bienvenidos al siglo XXI.
