La tecnología nos abre puertas, nos brinda oportunidades y, de algún modo, nos hace más libres. Lo hemos comprobado durante el confinamiento. No podíamos salir, pero sí entrar en las casas de familiares y amigos a través de las diferentes plataformas y aplicaciones de videoconferencia, que han vivido su momento de gloria como nunca hubieran imaginado. No podíamos ir a la oficina, pero hemos sido capaces de sacar adelante nuestros negocios desde la cocina o el salón, haciendo del teletrabajo el arma más valiosa para tratar de minimizar los efectos de la crisis.
No podíamos ir a tiendas ni restaurantes, pero hemos hecho florecer el comercio electrónico, consiguiendo a través de él que aquello que necesitábamos llegara hasta nuestras casas. No podíamos ir a cines, museos ni conciertos, pero a través de Internet hemos tenido acceso a películas, exposiciones y tours virtuales, estrenos de canciones y acústicos que hemos disfrutado de una forma diferente, más íntima sin duda.
Y para muchos pequeños y medianos inversores, la tecnología también ha sido clave para amortiguar el golpe provocado por las brutales caídas de las bolsas. Y no me refiero sólo a la decisión de invertir en fondos de carácter tecnológico. De hecho, el importante valor que han representado las telecomunicaciones en este tiempo de aislamiento ha tenido su reflejo positivo en los mercados financieros, y grandes compañías del sector, así como determinados fondos especializados en tecnología e innovación, están consiguiendo un buen comportamiento a pesar de la crisis, con subidas interesantes y registrando menor volatilidad.
Pero a lo que realmente me refería era a cómo la tecnología ha ayudado a estos pequeños inversores a saber capear el temporal, y mojarse un poco, sí –lo contrario era inevitable–, pero no calarse hasta los huesos. No verse afectados por los efectos del COVID-19, cuando casi de un día para otro el mundo entero se paraliza y las bolsas vivían jornadas de caída inéditas (el 12 de marzo, dos días antes de la declaración del estado de alarma, el Ibex 35 registraba el mayor desplome de su historia, con un descenso del 14,06%) era imposible, pero gracias al asesoramiento de expertos financieros, muchos han conseguido proteger sus carteras a tiempo para reducir riesgos y han logrado amortiguar las caídas.
Es el caso de Micappital, la fintech especializada en diseñar planes de inversión a medida de pequeños y medianos ahorradores, que recomienda a sus clientes los mejores fondos para invertir sin salir de su banco y los acompaña en el recorrido hacia su objetivo de inversión. Para ello, combina los conocimientos de profesionales expertos con una plataforma tecnológica robotizada, proporcionando un servicio de calidad similar al de la banca privada, pero desde una cantidad mínima de 1.000 euros.
Ante un ciclo recesivo a la vista, la compañía mantenía desde diciembre una estrategia moderada, más conservadora, aconsejando a sus clientes no aumentar sus inversiones y bajando el nivel de riesgo de sus carteras. “Esto ha hecho que, ante la actual situación de caída, nuestros clientes hayan estado más protegidos y sus pérdidas hayan tenido porcentajes notablemente inferiores a los de las bolsas”, explica Miguel Camiña, cofundador y CEO de Micappital.
Sin embargo, estos dos últimos meses, con los mercados a la baja, era un momento idóneo para aumentar las inversiones, al poder comprar participaciones en fondos por precios mucho más bajos de lo habitual. En este caso, la compañía les ha recomendado realizar aportaciones escalonadas para aprovechar las bajadas, en lugar de todo de una vez, y aumentar el nivel de riesgo, lo que según Camiña “les ayudará a recuperarse con más rapidez que la media del mercado”.
Otro ejemplo de compañía especializada en acompañar a pequeños y medianos inversores para ayudarles a alcanzar sus objetivos de inversión es la wealthtech Fintup. En su caso, recomiendan productos basados en seguros, y si su propuesta siempre es combinar fondos value y fondos de gestión pasiva, esta estrategia ha sido más válida que nunca en estos tiempos de recesión.
“Al optar por fondos value delegamos nuestras inversiones en los mejores expertos, que son capaces de descubrir empresas de gran calidad con precios que en tiempos como estos pueden considerarse una ganga. Por su parte, los fondos indexados de gestión pasiva representan una manera muy efectiva y de bajo coste de adquirir participaciones en grandes multinacionales, muchas de ellas con fuertes ventajas competitivas, a un precio realmente barato que no debemos dejar escapar”, asegura Jorge Sieiro, cofundador y COO de la compañía.
Asimismo, durante la crisis Fintup ha insistido en recordar a sus clientes que lo mejor es no perder de vista el largo plazo y mantener el rumbo sin variar sus estrategias de inversión ni pasarse a categorías más seguras. Y de hacer algún cambio, que este sea en forma de aportación, siempre y cuando dispongamos de una cantidad que no vamos a necesitar para nuestro día a día ni en los próximos años, para aprovechar las “rebajas de los mercados”, como las denomina Sieiro.
El nacimiento de las empresas fintech, que combinan tecnología con asesoramiento financiero, ha democratizado las inversiones, permitiendo a cualquier persona que tenga un pequeño patrimonio y quiera hacerlo crecer, poder contar con ese acompañamiento personalizado que ayuda al que no sabe de finanzas a tomar las decisiones acertadas en cada momento.
Y eso, realmente, se ha notado durante la crisis actual. Lo han notado tanto Micappital como Fintup: sus clientes no solo no han rescatado el dinero de sus carteras, a pesar de la que estaba cayendo (que es lo que hace un inversor inexperto que se deja llevar por el pánico), sino que han mantenido su plan de inversión, y muchos de ellos (el 12% de los clientes de Fintup y el 60% de los de Micappital) han realizado aportaciones extraordinarias. Y ambas compañías han superado en estos meses sus récords históricos de captación de clientes.
Parece que los inversores españoles poco a poco van adquiriendo una cierta cultura financiera, y eso, sin duda, se debe en gran medida a las ventajas de poner la tecnología al servicio de los ahorradores y a la labor que están realizando compañías como estas. Una labor que en estos tiempos de pandemia e incertidumbre ha sido más importante si cabe para darles confianza y ayudarles a dormir mejor por las noches.
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