Hace unos escasos meses los taxistas estaban revolucionados manifestándose, por medio mundo (porque no sólo lo hacen en España), debido a que Uber estaba entrando en su país. Hecho que supone una dura competencia, a lo que durante muchos años ha sido un monopolio que ha supuesto la decadencia del sector. Si preguntabas en cualquier gran ciudad o capital, a un cliente, hace unos años, qué le parece el servicio de taxis, probablemente te contestaría que nefasto. Un servicio que sin ningún tipo de competencia, ni amenaza, no había evolucionado en años. En San Francisco, por ejemplo, era difícil encontrar un taxista que hablara correctamente inglés, o que te quisiera cobrar con tarjeta. En España, coches apestando a tabaco, con el Fari a todo trapo, eran de los más habitual. Por no hablar de la tarifa plana al aeropuerto de Madrid, que es un atraco a mano armada, y el único lugar en el mundo en el que se da algo así. Esto es lo que ocurre en los monopolios, la empresa o el servicio, hace lo que quiere. Cuando hay competencia esto no es así, porque el consumidor tiene alternativas, y puede elegir el mejor servicio. Sencillo como la vida misma.
Después de tanta protesta y manifestación, que no ha conducido a nada, para olvidar que su verdadero enemigo, y su auténtico problema no se encuentra en servicios como Uber, Cabify o Lift, sino en los coches sin conductor, que será cuando el trabajo de taxista quede totalmente obsoleto. Parece algo de ciencia ficción, pero además de que muchas empresas ya tienen miles de kilómetros registrados en coches sin conductores, Uber esta semana ya ha comenzado a hacer pruebas reales con seis coches en Pittsburgh. Cuando decimos pruebas reales, son, con clientes, y trayectos auténticos. Aunque, por el momento, hay un conductor, que supervisa todo el trayecto, pero que no conduce.
La caja de Pandora ha sido abierta. Todos sabíamos que este día llegaría, el trabajo de conductor, tiene los días contados, y ya estamos viendo las primeras señales de que ese momento va a llegar ya. Todavía quedan unos años para que se implante realmente, pero la tecnología existe, y el 5G acelerará el proceso vertiginosamente. Yo les diría a los taxistas, que menos protestar, que no sirve de mucho, y más prepararse para el futuro, porque, probablemente, resulte difícil vivir de un taxi en los próximos años, ya que las tarifas, probablemente bajarán, al perder el coste del conductor, y el negocio se encuentre en disponer de una flota de taxis automáticos.
Respecto a la cuestión que todo el mundo se plantea, sobre la desaparición de puestos de trabajo, ésto en realidad, no ocurre, sino que los empleos se transforman, volviéndose más especializados. Si lo pensamos bien, los avances tecnológicos desde la invención de la rueda, no han dejado de crear empleo, no de destruirlo. La tecnología lo que hace, es generar siempre nuevas ramificaciones en el empleo.
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