Desde la semana pasada estoy trabajando desde un Surface Pro 3, el último modelo “todo en uno” de Microsoft. Su propuesta de hardware acompañado de Windows 8.1, para hacer frente . Tengo un Surface Pro 1 desde hace un año y siempre me ha funcionado muy bien, sobre todo por la versatilidad que me da para los viajes.
El Surface 3, cuando lo usamos en modo tableta, como tal, es increíble, sólo tenerlo entre las manos es toda una sensación. Durante esta semana, todas las personas que lo han podido coger se han quedado sorprendidos. El esfuerzo que ha hecho Microsoft en cuanto al diseño, grosor y peso comparado con las versiones anteriores del Surface se puede apreciar rápidamente. Es todca una obra de ingeniería que Microsoft haya conseguido encajar todo el hardware en un espacio tan pequeño. La pantalla de 12 pulgadas y la resolución de 2160×1440, hace que el Surface, como tableta luzca en cuanto usamos cualquier aplicación o juego. Aunque, evidentemente, es más pesado que las tabletas de 10 pulgadas, prácticamente no se aprecia, y el tamaño extra de la pantalla y la potencia lo compensan con creces.
En cuanto al Surface como portátil, ahí es cuando vienen los problemas. En mi caso, tuve que cambiar mi primer Surface, en la Microsoft Store, debido a los problemas que me estaba creando con el type cover, la funda con teclado de Microsoft. No lo reconocía correctamente, lo que hacía que fallara constantemente. El trackpad dejaba de funcionar, o al dejarlo en suspensión se bloqueaba y había que reiniciarlo. Mi primera reacción, como la de todo el mundo, es buscar en Google una solución. Lo que me encontré, fueron foros, mensajes y quejas de cientos de clientes, que como yo, habían tenido el mismo problema con la cover.
El servicio de soporte en línea de Microsoft lo único que pudo decirme, fue que reiniciara el Surface, borrando todo, lo que no solucionó nada.
Como conclusión personal, diría que el Surface 3 tiene muchas posibilidades de convertirse en uno de los mejores dispositivos móviles del mercado. Pero que de momento, el software no le acompaña. A Windows 8.1, le queda todavía tiempo para “madurar”, y eso hace que el Surface 3 acarree ciertos problemas que lo hacen un tanto inestable.
Otros temas Jon Oleagael