¿De dónde viene la tradición de regalar flores? Cuentan las leyendas que este acto simbólico se trajo de Oriente en la Edad Moderna como un gesto para demostrar el estado de ánimo y sentimientos del que regala la flor, hacia la persona a la que dirige la ofrenda. Una forma de comunicación que cambiaba palabras por sentidos y que podríamos definir como ‘el idioma de las flores’.
Sea cual sea el motivo, regalar flores está asociado a determinadas fechas y momentos especiales y, aunque sea una tradición antigua, nos sigue haciendo ilusión darlas y recibirlas.
Andrés Cester, Marc Olmedillo y Sergi Bastardas, fundadores de Colvin, son de esas personas que les sigue pareciendo regalar flores algo curioso y mágico y, tras tener malas experiencias como clientes, se empezaron a interesar por el mercado floral. Descubrieron que había varios fallos en esta industria, principalmente por su falta de innovación durante los últimos años. Querían refrescar este mercado aportando su visión ‘moderna’ basada principalmente en la tecnología, sin dañar su esencia. Así surge la joven startup de Barcelona Colvin.
Un producto tan delicado como son las flores requiere de mucho cuidado y atención. Descubrieron que la inmediatez, la calidad y frescura, la estética y el precio son los elementos que más preocupan a las personas a la hora de encargar unas flores online. De hecho, en muchos de estos puntos es donde vieron más fallos.
¿Cuál fue entonces su propuesta diferencial? Una floristería online con diseños exclusivos y flores frescas. Sus flores “recién cortadas” y prácticamente sin intermediarios, llegan en tan sólo 24 horas a cualquier punto de la península y, según los clientes, duran entre cuatro y cinco días más que las flores compradas a modo tradicional, las cuales duran mucho menos porque son recogidas cuando ya están en un “estado avanzado de maduración”.
Colvin aspira a revolucionar el sector de la floristería online integrándose directamente con los productores, consiguiendo llevar flores recién cortadas desde los invernaderos hasta el cliente final. Evitando intermediarios Colvin consigue reducir el precio y, sobre todo, aumentar la esperanza de vida de las flores en manos del cliente final. Se trata de una nueva forma de comprar y disfrutar de las flores, recuperando su magia con un producto de calidad excelente, diseños exclusivos y una atención al cliente impecable. Gracias a los 3 millones de euros de inversión que han logrado obtener en su primer año de vida, de la mano de fondos de inversión como Samaipata Ventures y Mediaset, así como fondos internacionales y Business Angels, entre ellos, Hugo Arévalo, fundador de Tuenti y actual presidente de Hawkers, la startup pretende convertirse en un referente a nivel europeo e internacional para 2018.
Además de mejorar las ineficiencias, Colvin se centra en favorecer el medioambiente y la economía y producción local, viejas reivindicaciones que vuelven a estar de moda. Su objetivo es estar lo más cerca posible del productor sin dañar la rapidez de envío al cliente final. La originalidad y diseños exclusivos son otro de sus puntos fuertes, por ello cuentan en su equipo con dos artistas florales que trabajan día a día para conseguir las mejores composiciones y diseños de los ramos.
“Queremos hacer que recibir flores online sea una experiencia única” aseguran los fundadores. Y lo están consiguiendo, su comunidad de clientes, grandes marcas, influencers e inversores que apuestan por la iniciativa no para de crecer. En apenas un año de vida la empresa ha multiplicado por diez su facturación. Actualmente cuenta con 25 empleados y encara el 2018 con el objetivo de seguir creciendo hasta quintuplicar sus ventas y expandir su negocio a nivel internacional.
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