El segundo de Alcurrucn, serio por delante, como toda la corrida de los Lozano, llevaba un cortijo en cada pitn. Ms que llevarlos se los ofreca a su matador, el francs Sebastin Castella. Y el francs no cogi ms que uno, el que colgaba del pitn derecho, que por ah le dio fiesta. Rotundo en las series diestras, encajado, profundo, Castella lo cuaj por ese lado. Y la izquierda? Ay, la izquierda! Si lo cuaja al mismo nivel estaramos hablando de una faena para los anales, a estas horas seguro que el torero francs ya tena los dos cortijos a su nombre.El de Alcurrucn, con su laguna ante el picador, fue un toro para consagrarse.La oreja, de ley, s. Pero,y los cortijos? Todava tendr que esperar para ir al notario.