Ángel González Abad el 18 feb, 2015 El G-5 dijo “no” a Sevilla. El Juli, Morante, Manzanares, Talavante y Perera quisieron imponerse por la fuerza a La Maestranza: perdieron el pulso y perdió Sevilla en la temporada 2014. Este 2015 parecía encauzado. Los empresarios Canorea y Valencia pidieron el perdón que reclamaban las figuras y todo apuntaba hacia la paz, hacia un pacto que serviría para evitar otro tropiezo sevillano, un traspiés malo para los toreros, malo para la empresa, malo para el toreo, malo para todos. Pero la paz se fue resquebrajando. Pese a que Manzanares confirmó la vuelta a su Sevilla del alma, El Juli y Perera dijeron que nones, y Talavante se les unió. Solo quedaba la baza de Morante, tan decidido a volver al albero maestrante hace unas semanas y que finalmente ha dado también la espalda pese a la sabrosa oferta de cinco tardes que hizo un tanto a la desesperada la empresa. Pues al margen de si Manzanares se mantiene fiel o no al G-5, la mitad de aquel G-10 que también saltó hecho añicos, la huida de estos toreros con el estrambote morantista suena otra vez a pulso y… Sea como fuere parece una lucha de intereses cuando lo que de verdad necesita la Fiesta es unidad y apuestas firmes. Apuestas para no jugar con el futuro y apuestas decididas también para velar por la integridad del espectáculo en todas sus aristas. Un espectáculo que precisa muchos pasos al frente y ni uno solo hacia atrás. Ni del G-5 ni de nadie, que la Fiesta es mucho más. Toros Tags El JuliManzanaresMorantePereraSevillaTalavantetoros Comentarios Ángel González Abad el 18 feb, 2015